La neurodiversidad se compone de personas que presentan diversas condiciones que no son una discapacidad, pero que el funcionamiento a nivel cerebral es distinto ya que perciben la información de forma diferente a lo típico, por lo que su desempeño conductual y adaptativo ante la sociedad es diverso, esto lo hace ser como el arcoíris lleno de diversos colores y representaciones, cada uno con un significado.
Si bien, es cierto que no todos somos iguales, la neurodiversidad es conformada por personas con Trastorno del Espectro Autista, Trastorno por déficit de atención con hiperactividad/impulsividad, Dislexia (relacionado a las dificultades en las habilidades lectoras y de aprendizaje), Disgrafia (dificultad en la expresión escrita), Síndrome de Tourette (tics).
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Entonces los peques conocidos como peques neurodivergentes se les conoce asi debido a que el funcionamiento de su cerebro es diverso al común o típicamente aceptado ante la sociedad.
El Trastorno del Espectro Autista es uno de los más grandes trastornos que impactan actualmente en nuestro entorno y es que cada vez es más alto el porcentaje de pequeños que presentan este trastorno.
El color azul en al autismo
El autismo hasta hace poco era muy representado por el color azul, haciendo referencia a la inmensidad del mar, por ese tono brillante, especial y único, asi como por el azul que oscurece y se disipa ante la tempestad sin poder ver más allá.
Actualmente el autismo se puede observar en niveles que pueden abarcar desde el nivel 1 hasta el nivel 3, los cuales dependen del entorno o ambiente del menor y la funcionabilidad de este mismo, enseguida te comparto como podemos identificar el nivel de autismo de algunos peques.
Autismo nivel 3, requiere de un “apoyo muy sustancial” para realizar todas las actividades de vida diaria/independencia personal, así como a nivel escolar y social.
Autismo nivel 2, requiere “apoyo sustancial”, es decir; respuestas sociales limitadas pero existentes, así como dificultades para la flexibilidad ante el cambio de algunas circunstancias, las cuales requiere de ciertos apoyos para lograr adaptarse como una adecuada comunicación.
Autismo nivel 1, el peque “necesita apoyo” presenta algunas interferencias en su funcionamiento, sin embargo; requiere de muy pocos apoyos para su adaptación o integración.
Características
Generalmente siempre se hace referencia a que el autismo es como un espectro, lo cual significa que es una condición que no se limita a ciertas cosas en especifico, sino que abarca una lista larga de sintomatologías.
La palabra espectro se utilizo hace tiempo por primera vez en una óptica haciendo referencia para describir un arcoíris de colores en la luz visible que pasaba a través de un prisma y en efecto, así parece ser el Autismo, criterios que marcan colores diversos, los cuales representan distintas emociones tanto en los peques como en las familias, que quizá nunca entenderemos al 100 por ciento.
Estas son algunas de las características que puedes encontrar en un peque autista: déficits persistentes en la comunicación social y la interacción social en múltiples contextos. Como, no tener una buena comunicación en donde la información vaya de ida y vuelta, tener una conversación basada solo en intereses específicos de tu peque, dificultades con el contacto visual prolongado, dificultades con la comprensión o el uso de los gestos como parte de la comunicación expresiva, falta de interés en compañeros o en juegos imaginativos con amigos.
Patrones de conducta restringidos y repetitivos, estos pueden ser movimientos motores, uso de objetos o del habla. También pueden presentar insistencia en ciertas actividades o temas, poca flexibilidad a cambios de rutina, angustia o preocupación ante estos cambios. Su cuerpo también puede tener respuestas hipo o hiper activas ante sensaciones o estímulos sensoriales que impactan su entorno, esto puede ir desde la poca o nula tolerancia a texturas hasta la exposición, de sonidos, luces, objetos, lugares o situaciones que pudieran representar una alteración en tu peque.
Todos estos síntomas ocasionan un deterioro en el desarrollo social y emocional de tu peque en su ambiente. Estos síntomas se presentan en la primera infancia, es decir, de los 2 a los 6 años, aunque hay peques que desde su nacimiento ya presentan algunas alteraciones en su desarrollo y otros en donde solo se podrán observar hasta que las demandas sociales excedan las capacidades de tu peque, siendo este un diagnóstico tardío (posterior a los 6 años).
En un inicio puedes observar los primeros criterios del TEA, a través de las diversas alteraciones sensoriales, en donde observas conductas poco adaptadas a su ambiente, es decir; conductas que no son tan típicas en los niños de su edad.
Esto se da debido a que el Sistema Nervioso Central (SNC), realiza esa integración sensorial que tiene la habilidad de recibir, separar y organizar la información del cuerpo y del mundo que nos rodea. Además, incluye sistemas poco conocidos, pero con una habilidad de procesar los efectos de la gravedad, la posición del cuerpo en el espacio y los patrones motores secuenciales con el objetivo de brindar respuestas adecuadas entre nuestro cuerpo y el ambiente.
Los sentidos
Exteroceptivos: Son aquellos sentidos de los que somos conscientes y tenemos cierto control sobre ellos. Tacto, Gusto, Olfato, Vista y Oído.
Interoceptivos: Son aquellos sentidos que no podemos manipular directamente. Estos son el sentido vestibular y propioceptivo. El sistema vestibular se encarga de decirnos donde está nuestro cuerpo (si estamos parados, acostados, en movimiento o estáticos).
El sistema o sentido propioceptivo nos da la información sensorial que nos dice la posición, la fuerza, la dirección y el movimiento de nuestras partes del cuerpo. Estos sentidos no los podemos controlar ni observarlos directamente ya que son parte del SNC y son a través de estímulos inconscientes.
Déficit de la integración sensorial. Esta deficiencia aparece cuando el cerebro no es capaz de integrar bien las sensaciones y esto afecta a muchas actividades de la vida diaria. Esto implica que quien tiene un déficit sensorial realiza más esfuerzo que los demás y debe enfrentarse a más complejidades en su vida diaria.
Lo puedes observar con conductas como: hipersensibilidad a los sonidos fuertes o ruidos inesperados, a la luz, a ciertas texturas de la ropa, resistencia a estar sucio, a que le limpien la cara o las manos, a distintos olores o sabores.
Lo que tiende a generar una selectividad en sus gustos o actividades. También puedes observar conductas de hiposensibilidad como, peques que aparentemente “no sienten dolor”, no miden el peligro, tienen dificultades con su coordinación, se caen seguido o chocan con los objetos, buscan llevar todo a su boca o morderlo, huelen todo o prueban todo. Y algunas otras como problemas de alimentación, déficit de atención, baja autoestima, inseguridad, miedos, ansiedad, hiperactividad, dificultades o desfases en el habla o motricidad gruesa o fina como agarre de lápiz.
Las alteraciones del procesamiento sensorial se asocian en gran parte al Autismo, y trae consigo algunas comorbilidades es decir, otras dificultades en el desarrollo de los peques como: problemas de lenguaje, trastornos del aprendizaje, discapacidades.
No es una discapacidad
Es importante conocer que el autismo no es una discapacidad, es una condición de salud que presenta ciertas limitaciones en algunas áreas del desarrollo, las cuales, si son trabajadas en un tiempo oportuno y brindando la estimulación adecuada, tiene un alto porcentaje de adaptación. El autismo no se quita, pero si puede llegar a ser muy funcional si trabajamos y potencializamos sus habilidades, en conjunto con un equipo multidisciplinario y con el apoyo de la familia, se puede lograr transformar esos retos en oportunidades.
Los especialistas
Los psicólogos infantiles, neuropediatras, neuropsicologos, son ideales para una atención personalizada y adecuada de la situación de cada peque. Ellos son los especialistas que podrán apoyarte en caso de que observes alteraciones como las que mencionamos anteriormente a una temprana edad.
¿Cómo me apoyará un especialista?
Te servirá como una guía para la detección adecuada de los síntomas, te ofrecerá una valoracion de neurodesarrollo que te servirá para la confirmación del diagnóstico, posterior a esto, te apoyara con el área terapéutica, ya que los peques con autismo requieren de apoyo en la mayoría de sus áreas de desarrollo.
¿Qué pasa con la familia? También es primordial que los padres puedan recibir una orientación, dándole seguimiento al proceso de duelo por diagnóstico, esto se realiza a través de profesionales de la salud, expertos en tanatología, para que los peques tengan padres sanos, que vivan su duelo y tengan un proceso psicológico adecuado. Todo esto es para evitar que algunos sentimientos como la culpa, la negación, los cuales son inevitables sentir durante el proceso de la búsqueda de un diagnóstico, mientras comprendemos el cómo o por qué sucedió, estas emociones de no ser bien atendidas, pueden influir en el manejo conductual y la sobreprotección de los menores, ya que esto puede repercutir en el área de terapias o en el aprendizaje, cualquier espacio que requiera acatar las reglas y mantener conductas adaptadas al ambiente. Por lo que pueden ocasionar retrocesos en la maduración de los menores.
Brindarte la oportunidad de ir a terapia y vivir tu duelo te hará ser un padre o una madre más consciente de cómo influye tanto tu estado mental y tus emociones en el ambiente de tu peque autista o con otras condiciones. Es importante que los padres comprendan que ellos para sus hijos son el primer núcleo de convivencia y actuación, es decir, se irán moldeando de acuerdo con lo que los padres le ofrezcan y como atiendan sus necesidades, desde su propio estilo o sistema familiar y social. “Que mejor que los padres sanen para que los hijos no tengan que sanar por ellos”.
Recuerda, tu serás el eterno terapeuta de tu peque, asi que es importante que te informes, que recibas orientación de que hacer o como trabajar desde casa y que cosas hay que cambiar para mejorar la adaptación de tu pequeño. Los cambios no siempre son tan fáciles, pero en ocasiones son muy necesarios para seguir creciendo fuertes, creciendo juntos. (Con información de la licenciada Alejandra Galván, psicóloga infantil)