La Guadalupana es, para millones de fieles, más que una melodía devocional, se trata de un emblema cultural cuya procedencia ha sido motivo de análisis y controversia.
Aunque la versión interpretada cada diciembre se atribuye desde hace décadas a creadores de la Época de Oro, especialistas recientes señalan que su historia podría ser más compleja, impulsando la discusión pública y la búsqueda de precisión histórica.
El origen de 'La Guadalupana'
Manuel Esperón, uno de los compositores más influyentes del cine nacional, aparece como autor de la música de la versión ampliamente difundida, mientras que Ernesto Cortázar figura como responsable de la letra.
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Cabe señalar que Ernesto Cortázar es tamaulipeco de origen, ya que nació en el puerto de Tampico.
A la discusión de la autoría de la letra se suma la relevancia del linaje Cortázar. Ernesto fue figura clave en producciones fílmicas y musicales, mientras que actualmente su hijo y nieto prolongaron la tradición creativa, consolidando una dinastía vinculada a la música mexicana.
Ambos dejaron una huella profunda en la identidad sonora del país mediante producciones cinematográficas, boleros emblemáticos y un estilo que marcó generaciones enteras.
Sin embargo, otras corrientes vinculadas al ámbito religioso sostienen que el origen podría remontarse al sacerdote jesuita Saturnino Junquera, postura defendida por estudiosos marianos como el padre Lauro López Beltrán y monseñor Joaquín Antonio Peñalosa. Esta hipótesis apunta a la posibilidad de que la pieza naciera en ambientes litúrgicos previos, reformulados con el paso del tiempo.
Himno mariano
El contenido narrativo del canto relata el encuentro entre Juan Diego y la Virgen en el Tepeyac, razón por la que se le considera un himno mariano de arraigo local, comparable con advocaciones de otras regiones del mundo.
Su permanencia en ceremonias, hogares y peregrinaciones demuestra que su fuerza cultural supera los debates históricos. Con todo, La Guadalupana continúa como un símbolo vivo cuya historia se sigue escribiendo.
Letra completa de “La Guadalupana”
Desde el cielo, una hermosa mañana
Desde el cielo, una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac
Suplicante, juntaba sus manos
Suplicante, juntaba sus manos
Y eran mexicanos, y eran mexicanos
Y eran mexicanos, su porte y su faz
Y eran mexicanos, y eran mexicanos
Y eran mexicanos, su porte y su faz
Su llegada llenó de alegría
Su llegada llenó de alegría
De luz y armonía, de luz y armonía
De luz y armonía todo el Anáhuac
De luz y armonía, de luz y armonía
De luz y armonía todo el Anáhuac
Junto al monte, pasaba Juan Diego
Junto al monte, pasaba Juan Diego
Y acercóse luego, y acercóse luego
Y acercóse luego, al oír cantar
Y acercóse luego, y acercóse luego
Y acercóse luego, al oír cantar
Juan Dieguito, la Virgen, le dijo
Juan Dieguito, la Virgen, le dijo
Este cerro elijo, este cerro elijo
Este cerro elijo para hacer mi altar
Este cerro elijo, este cerro elijo
Este cerro elijo para hacer mi altar
En la tilma, entre rosas pintadas
En la tilma, entre rosas pintadas
Su imagen amada, su imagen amada
Su imagen amada, se dignó dejar
Su imagen amada, su imagen amada
Su imagen amada se dignó dejar
Desde entonces, para el mexicano
Desde entonces, para el mexicano
Ser Guadalupano, ser Guadalupano
Ser Guadalupano es algo esencial
Ser Guadalupano, ser Guadalupano
Ser Guadalupano es algo esencial
