Uno de los atractivos turísticos más populares en México son los pueblos fantasmas, los cuales cuentan con una gran historia y relatan a sus visitantes con el silencio del abandono de sus casas y calles lo que un día fue un poblado lleno de vida, costumbres, tradiciones y sobre todo leyendas.
Los pueblos fantasmas fueron en algún momento un asentamiento estratégico de una población, pero que ahora lucen abandonados y se caracterizan por el abandono, las ruinas y la destrucción por el paso del tiempo de sus edificaciones.
Estos asentamientos abandonados, muchas veces son dejados por declives económicos, falta o agotamiento de recursos naturales o a causa de desastres naturales.
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En la actualidad estos son testigos del paso del tiempo y atractivos turísticos para los viajeros por sus leyendas, misterios y tranquilidad. En algunos pueblos fantasmas se cuentan historias de toda índole, desde paranormales o antiguas batallas, lo que los dota de popularidad.
¿Dónde se ubica “Cola de Jaguar”?
Misnébalam, Yucatán, fue un pueblo que quedó deshabitado por completo en el año 2005 y algunos de los rumores que apuntan a su abandono son de índole paranormal, pero la razón más probable que fue debido al desabasto de agua en la región.
El nombre Misnébalam, de su traducción en maya significa coja de jaguar y este es el pueblo fantasma más cercano a Mérida, Yucatán.
De acuerdo con personas de la localidad de Misnébalam, los pobladores comenzaron a dejar el pueblo debido a la aparición de Juliancito, leyenda más popular de la zona y que menciona que después de muerto seguía siendo visto por los habitantes.
Otra leyenda cuenta que en la iglesia del pueblo todas las noches puede ser visto un monje al pie de la edificación vestido con una túnica negra y con el rostro cubierto.
¿Cómo llegar a Misnébalam?
Para llegar a Misnébalam, los turistas primero deben de cerciorarse que este poblado pertenezca a la Subcomisaria de Santa María Yaxché, pues hay otro con el mismo nombre.
Estando en Mérida, los viajeros deben de tomar el Kilómetro 17 de la carretera Mérida-Progreso para encontrar un camino de terracería de 5 km.
Al llegar aquí no habrá nadie que cobre o pida una cuota para su acceso; los visitantes aquí deben ser respetuosos con el lugar y sus edificaciones, pues cuentan una historia única y son un destino turístico para todos.