En la cúpula de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México el pasado 30 de diciembre del 2022, durante los recientes trabajos de reconstrucción a consecuencia de los sismos del 2017, se han encontrado pequeños nichos y dentro de ellos, reliquias.
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Estos nichos aparecen como pequeñas hendiduras en la pared de la cúpula y dentro de ellas, cajitas de plomo con objetos de varias naturalezas.
Los objetos son de naturaleza religiosa y se pueden encontrar pinturas, cruces de madera y palma, y fragmentos de posibles medallones de barro y cera; algunas cajitas llevan inscripciones en latín.
Las cajas del tamaño de una mano, la mayoría, se encontraban insertadas en las paredes; donde es común hallar reliquias debido a la historia de la Catedral y la vida de la Nueva España.
Generalmente, la vida cultural de Nueva España estuvo unida a la cosmología de los pueblos originales de México; como los aztecas y los mayas; entre otros; razón por la que las construcciones españolas se levantaron sobre los mismos cimientos de las edificaciones prehispánicas.
Las cajas son más de veinte y una de ellas contenía una inscripción que dejaba evidencia de algo muy interesante. Estas cajitas ya habían sido descubiertas en 1810 y fueron cuidadosamente dejadas en el mismo lugar.
Se recrea en la inscripción, quiénes gobernaban en aquellos momentos en la Nueva España, en España y en Francia; que eran el arzobispo Francisco Javier de Lizana y Beaumont, el Rey Fernando Fernando VII y Napoleón Bonaparte, respectivamente.
Una vez que se terminen de analizar los hallazgos y terminen las actividades de reconstrucción; los hallazgos, al igual que en 1810, volverán a sus nichos para continuar ahí de ahí hasta la eternidad.
Se cree que la razón del por qué las reliquias siempre son devueltas es que, tal como rezan las inscripciones, son lo que protegen a la ciudad; así que volverán a su labor en total tranquilidad.