No se entiende por qué un sitio tan sagrado y nostálgico pasó desapercibido para ser distinguido, seleccionado como esa máxima sede católica de esta frontera. Entonces y ante esa dura exclusión, no estaría mal el nombrar a la iglesia del Santo Niño de Atocha, la “catedral” de los pobres.
Basta con retornarse mentalmente hacia finales de la década de los años 80 para discrepar el por qué no se consideró a la parroquia del Santo Niño de Atocha como la futura catedral, recordar que, por esa decisión, infinidad de neolaredenses católicos y, ante su fe, se sintieron casi con sus sacramentos rotos.
Situación que, hasta la actualidad, no se ha entendido cómo es que se ignoró la historia de dicha edificación, por qué se pasó por alto la misma estimación que la población de Nuevo Laredo ha tenido y por siempre, al ser parte de su vida, al estar salpicada e impregnada de sucesos de sus propios antepasados.
Sí que fue lastimoso para muchos residentes de esta frontera tal decisión, sí que fue confuso y en su momento un tema muy controversial el no haberla tomado en cuenta para tan honrosa mención.
Hasta el día de hoy, no se ha externando ni sabido de ninguna fuente oficial, quién o qué agrupación se tomó la autoridad para no presentar a la iglesia del Santo Niño de Atocha como una viable, más bien como la única propuesta para ser considerada como catedral.
No se tiene que ser incisivo ni repetitivo sobre si esta “catedral” de la fe como es la iglesia del Santo Niño, al dar constancia infinidad de familias con residencia en esta localidad fronteriza, de esos innumerables eventos ciudadanos, de miles de sucesos y festejos históricos que a través de las décadas ahí se vivieron.
Lamentable es entonces, que los mismos historiadores, cronistas de la ciudad, incluso como comunidad católica en su momento, no hayan mostrado ninguna inconformidad ante dicha omisión sobre la iglesia Santo Niño.
Que por igual no hayan demostrado interés alguno, que no se hayan presentado con documentos en mano ante la misma opinión pública, del por qué la iglesia Santo Niño de Atocha debería ser nombrada como tal, pues si existió ese reclamo, quizá no se dejó escuchar.
Pero ante esto, bueno sería conocer ¿cómo es que se designa o se determina cuál iglesia debe ser elevada al grado de catedral?, ¿cómo y quiénes son los indicados para llevar a cabo esta importante labor para los feligreses católicos?
Cierto es que al menos la iglesia del Santo Niño de Atocha, aparte de tener suficiente historia, posee esos muros y paredes que aún resguardan esos recuerdos y momentos de sus antiguos pobladores.
Por igual arropa y celosamente al Santo Niño de Atocha, considerado como el patrón tutelar de esta frontera, construcción que enorgullece a Nuevo Laredo, al haber sido edificada a mediados de los mil ochocientos, muy cercano ya a cumplir los 135 años, catalogándose por lo mismo como la primera iglesia erigida en esta ciudad.
Con orgullo se puede mencionar que es la iglesia Santo Niño de Atocha, patrimonio histórico de Nuevo Laredo, sin pasar por alto su hermoso estilo arquitectónico, que resalta y embellece el centro de esta ciudad.
Entonces, no se entiende cómo es que no se consideraron todos estos puntos para distinguirla como catedral, no se comprende cómo es que se pasaron por alto, su historia, su arquitectura, su antigüedad, ese reconocimiento como patrimonio histórico, pero sobre todo ese sentimiento hacia dicha iglesia de la propia comunidad.
No es por demás reconocer que la vecina Laredo, Texas sí que le hizo honor a su antigua iglesia, nombrándola catedral San Agustín, iglesia con las mismas características arquitectónicas e históricas y de sentimiento ciudadano como la Santo Niño de Atocha de Nuevo Laredo.
Resaltar que la catedral San Agustín, por esa misma categoría e historia, viene de recibir una bonita restauración, que la mantuvo en suspensión de actividades religiosas y de visitas de los feligreses, sin embargo, no hay duda que valió la pena la espera, al encontrarse actualmente embellecida, por lo mismo considerada como un orgullo para todos los católicos laredenses.
Es una pena que en Nuevo Laredo siempre las cosas se hagan sin consultar a la ciudadanía, saber así, que es lo que quiere la comunidad, poner a la opinión pública las variadas opciones para nombrar o distinguir esta u otra cosa, para igual erigir ese edificio o de qué forma nombrarlo en base a una lista previamente anunciada.
Iglesia Santo Niño de Atocha, la “catedral” de los pobres
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