Las líneas o rayas que aparecen en las uñas pueden ser una señal de distintos factores, desde el simple envejecimiento hasta afecciones más complejas de salud o nutrición.
Aunque en la mayoría de los casos no implican un riesgo grave, es importante prestar atención a los tipos de rayas y su posible origen para determinar si requieren atención médica.
Rayas en las uñas
Las uñas, tanto de las manos como de los pies, pueden presentar rayas longitudinales o transversales. Las primeras suelen aparecer con el paso de los años, como consecuencia natural del envejecimiento.
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Sin embargo, también pueden estar vinculadas a factores hereditarios, sin que ello signifique un problema de salud. En otros casos, las líneas longitudinales blancas pueden deberse a deficiencias nutricionales, como la falta de minerales clave como el hierro, zinc o silicio.
Por otro lado, las líneas horizontales, conocidas como líneas de Beau, pueden aparecer tras un trauma en la uña o debido a deficiencias en la dieta.
Estas ondulaciones o surcos a menudo se producen cuando el crecimiento normal de la uña se ve interrumpido. Además, infecciones por hongos, virus o bacterias, así como enfermedades sistémicas como la diabetes o afecciones autoinmunes, pueden manifestarse con la aparición de líneas en las uñas.
Más causas
Un golpe o traumatismo en las uñas también puede provocar la aparición de rayas o manchas. En estos casos, la uña afectada muestra una alteración temporal que desaparecerá a medida que la uña crezca y se renueve.
Asimismo, las infecciones cutáneas como la psoriasis o el eczema pueden impactar la salud de las uñas, causando surcos y cambios en su color.
Las líneas en las uñas no siempre son motivo de preocupación, pero si aparecen de forma repentina o acompañadas de otros síntomas, es recomendable acudir a un profesional de la salud para una evaluación adecuada.