Las arañas han sido objeto de fascinación y temor a lo largo de la historia.
Mientras algunas personas sufren de aracnofobia, otras se sienten intrigadas por estos arácnidos, una familia diversa que ha cautivado a la humanidad.
Entre estas criaturas, destaca una araña gigante que logró evadir la extinción en el Reino Unido, y su sorprendente transformación es una historia de adaptación y resiliencia.
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Esta araña, conocida como la gran araña balsa, solía habitar en pantanos con aguas alcalinas y se caracterizaba por su tamaño imponente, que podía llegar a medir entre 8 y 10 centímetros, lo que la hacía comparable en tamaño a la mano de un adulto.
Su color marrón y la franja beige que recorría su cuerpo eran distintivos de esta especie semiacuática, conocida en inglés como Ralft Spider.
Sin embargo, la gran araña balsa enfrentó un grave peligro de extinción en 2010, a pesar de sus esfuerzos reproductivos que le permitían poner hasta 700 huevos en cada ciclo.
La amenaza se debió a cambios climáticos y la reducción de su hábitat natural.
En los últimos años, esta araña ha experimentado un notable resurgimiento.
Ha incrementado su tamaño, alcanzando dimensiones comparables a las de un ratón, y ha mantenido sus características distintivas.
Aunque su adaptación a nuevas reservas naturales en el Reino Unido ha sido un proceso lento, su capacidad de supervivencia se ha visto favorecida por una disminución en el comportamiento canibalístico post-apareamiento, donde las hembras solían devorar a sus parejas.
Además, su habilidad para saltar le ha ayudado a evadir a depredadores, incluidos los humanos.
Gracias a estos factores, la gran araña balsa ha recuperado una parte significativa de su población y es posible que en el futuro no se la considere en peligro de extinción.