Si desde un principio tuviste la sospecha que en este artículo hablaremos de la mantis religiosa estás en lo correcto pues la ooteca la cual estaremos hablando, la puedes encontrar en el campo, pero también en el jardín de tu casa y tienes cierta forma que puede esconderse entre las ramas.
El inicio de este proceso tiene que ver con los huevos de mantis, ya que de estos eclosionan unos insectos que para muchos resultan ser fascinantes por su misterioso comportamiento.
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Para culturas y países creen que la mantis es religiosa, pero no es así a pesar de ser un insecto carnívoro para los humanos es totalmente inofensiva, pero de igual manera no debería de ser molestada para que cumpla su ciclo en nuestro entorno.
La eclosión de los huevos de mantis
Para que la mantis pueda poner huevos necesita que un macho y una hembra se acoplan, aunque esto a veces no es necesario, ya que estos insectos por sí solos son capaces de desovar sin necesitar del otro,
Regularmente los huevos de la mantis son puestos por la hembra mediante un órgano especial llamado ovopositor. Cuando la mantis deposita los huevos estos salen en forma de plátano y son protegidos por una cubierta parecida a una espuma que se secará a la intemperie y se endurecerá, se asemeja al poliuretano.
Cuando las jóvenes ninfas o mini mantis se han formado, y la temperatura es propicia, llega el momento de la eclosión. De sus cuerpos segregan un líquido capaz de disolver la ooteca que los protege lo suficiente como para establecer canales de salida.
Por último, en cuanto ven la luz y se endurecen las crías, huyen rápidamente del lugar de nacimiento para camuflarse y ocultarse de los depredadores ¡y de sus hermanas y hermanos!, ya que son caníbales y pueden depredarse entre ellas.