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Abuelito intenta matar una cucaracha y termina explotando su departamento; ¿qué ocurrió?

Los hechos ocurrieron en la ciudad de Kunamoto, Japón, donde el hombre mayor intentó acabar con el insecto con un producto en aerosol

La peña caza para acabar con el insecto, terminó por destrozar su departamento con una fuerte explosión
Cucaracha explosiva.La peña caza para acabar con el insecto, terminó por destrozar su departamento con una fuerte explosiónCréditos: Especial
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En un caso realmente extraño, pero muy posible para todos, un abuelito intentó matar a una cucaracha, con tan mala suerte que la acción terminó por explotar su departamento entero. 

Los hechos ocurrieron la semana pasada en la ciudad de Kunamoto, Japón donde el hombre mayor, de 54 años, intentó acabar con el insecto con un producto en aerosol para matarla definitivamente.

De acuerdo al medio local Mainichi Shimbun, el abuelito roció más de dos latas del insecticida con la esperanza de deshacerse de la posible plaga. Sin embargo, los gases acumulados en su departamento entraron en acción con un pequeño hornillo eléctrico, provocándose la explosión. 

Luego del incidente, el hombre mayor resultó con heridas menores, pero la ventana de su balcón quedó completamente destruía.

Pese a lo aparatoso de la explosión por el insecticida, el abuelito fue declarado fuera de peligro, pero se llevó una fuerte advertencia para tener cuidado la próxima vez que rociara insecticida de esa manera.

Peligros de los gases insecticidas

Y es que, fuera del peligro de incendio, muchas veces las personas terminan intoxicadas por inhalar estos peligrosos gases. Al no tener una buena ventilación, se acumulan al grado de dejar poco oxígeno, impidiendo a la víctima respirar adecuadamente y desmayándola. 

Es entonces cuando la situación se vuelve mortal, pues a la falta de aire fresco, el cuerpo humano se sofoca por el contenido del insecticida, muriendo en el lugar si no se tiene atención pronta. 

Hay que tener especial cuidado en estas fechas, pues fuera de los insecticidas, hornos de leña para calentarse acumulan monóxido de carbono, el cual también se queda en una habitación, procurando una muerte lenta y silenciosa para los afectados.