El tablero de la ouija, conocido por su inquietante uso en el espiritismo, ha sido durante décadas un símbolo relacionado con supuestos contactos con el más allá.
A través de este artefacto, se cree posible establecer comunicación con personas fallecidas o, en el extremo más temido, con fuerzas oscuras.
Origen del tablero de la Ouija
Aunque en la cultura popular actual se asocia principalmente con películas como El Exorcista de 1973, donde una niña comienza a experimentar fenómenos paranormales tras usar una ouija, su origen tiene raíces más profundas y antiguas.
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Contrario a lo que muchos creen, la ouija no es un invento moderno. Su antecedente más remoto podría encontrarse en la antigua China, alrededor del año 1100 a. C., cuando los médiums trazaban símbolos en la arena en busca de mensajes del más allá.
Sin embargo, fue en la cultura árabe, según el Diccionario infernal de 1818, donde se desarrolló el zairagia, un dispositivo que buscaba trascender a lo desconocido mediante el alineamiento de círculos con símbolos cósmicos.
En el siglo XIX, el espiritismo comenzó a ganar relevancia en Europa, especialmente en París. Allan Kardec, un filósofo francés, se interesó en el fenómeno de las "mesas parlantes", donde amigos se reunían para invocar supuestos espíritus.
Aunque inicialmente escéptico, Kardec terminó escribiendo varias obras sobre el espiritismo, popularizando esta práctica entre la alta sociedad.
Moda espiritista llega a Estados Unidos
Sin embargo, el auge verdadero del espiritismo ocurrió en Estados Unidos gracias a las hermanas Fox, quienes en 1848 alegaron recibir mensajes del más allá en su hogar.
Este fenómeno tuvo mucha influencia en una sociedad marcada por las muertes tempranas debido a guerras y enfermedades, y el espiritismo ofrecía consuelo.
Para comienzos del siglo XX, la ouija se había convertido en un fenómeno cultural en Estados Unidos, ganando popularidad como una herramienta de entretenimiento hasta que El Exorcista la transformó en un símbolo del terror para generaciones futuras.