En redes sociales muchas personas recuerdan con nostalgia las noches de verano cuando para poder dormir de manera más confortable, las familias dormían en el techo y patio de sus casas.
En las zonas de temperaturas extremas de la frontera como Nuevo Laredo, esas eran costumbres normales cada año, en los días de canícula, se repetían, aprovechando que durante la noche el termómetro baja varios grados y corre un viento muy agradable.
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Familias dormían en el techo y patio
Las familias trataban de escapar del calor acumulado en las casas durante el día, que elevaban la temperatura interior varios grados más que afuera.
Dormir en el techo y el patio durante el verano era una experiencia interesante y placentera. era seguro y adecuado para dormir siempre y cuando eran seguros o estaban diseñados para soportar el peso de una persona.
Las personas subían colchonetas y sábanas, lo que convertían al techo en una superficie cómoda para dormir, y quienes se atrevían a hacerlo lograban tener un sueño muy reparador
Si bien tenían que soportar a los mosquitos que rondaban en el techo, preferían eso que estar dentro de las sofocantes habitaciones.
Lluvia y mosquitos
Más de una vez, al no consultar las condiciones climáticas, a veces la probabilidad de lluvia o vientos fuertes se imponían y hacían bajar a los valientes que eran alcanzados por la tormenta.
Hay quienes se iban más a la segura y salían a dormir en el patio y muchos de los durmientes preparaban carpas o telas mosquitera para evitar las picaduras de insectos o moscos.
Al igual que en el techo, las familias sacaban incluso hasta los colchones de sus camas para tener una superficie cómoda para dormir o había quienes preferían sacar colchonetas o un saco de dormir.
El patio lo consideraban el lugar más seguro para poder reposar un buen sueño. Eran épocas seguras y a pesar de que en muchas viviendas solo había cercas pequeñas, las personas se sentían a salvo de cualquier percance.
Suave aire
Y es que dormir al aire libre era muy refrescante durante las noches calurosas de verano, especialmente si empezaba a sentirse un suave aire fresco que inducía a una buena dormitada.
Había mucha conexión conexión con los ruidos urbanos como la bocina de los trenes o el motor lejano de los camiones. Incluso, antes de dormir se podía observar las estrellas cuando el cielo estaba despejado, lo que convertía a estas prácticas familiares en momentos únicos y relajantes.
Dormir en el techo o el patio durante el verano era una experiencia enriquecedora, que en estos días, debido a cuestiones de seguridad, prácticamente es imposible repetir, pero que de vez en cuando las familias podrían repetir tomando las debidas precauciones y pasar juntos una buena noche de descanso.