Carlos Antonio Mata Monsiváis, de 50 años, toma el camión todos los días para trasladarse por la ciudad, sin embargo para él no es tan sencillo, pues no tiene piernas y depende de una silla de ruedas.
Tenía sólo 22 años cuando ocurrió el accidente que le cambiaría la vida en pocos segundos, pues al tratar de cruzar por encima del tren, al comenzar a moverse hizo caer al joven y la bestia de acero mutiló sus piernas.
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Con el tiempo comenzó a valerse por sí mismo y para salir adelante, para ello aprendió a colocar vitropisos, trabajo que aún realiza cuando surge una oportunidad de empleo.
“Después del accidente, me enseñé a colocar pisos para poder mantenerme y sacar para los gastos de la casa”, explicó.
Carlos tiene las mismas necesidades que el resto de la población, sin embargo su discapacidad aunque limita su movilidad, su resiliencia y ganas de salir adelante son incluso mayores, pues no deja de realizar sus actividades para poder ganar el pan de cada día.
En Nuevo Laredo, más de 12 mil 500 personas -según la última encuesta del Inegi- tienen alguna discapacidad para caminar o moverse, y si bien, a Carlos el chofer de la ruta que utiliza lo asiste para subir a la unidad, en la mayoría de los casos, no tienen tanta suerte de encontrar esa empatía de choferes y ciudadanos.
Algunos usuarios del transporte público aseguran atestiguar con frecuencia que diversos choferes optan por no esperar, ni mucho menos asistir a las personas con discapacidad para abordar las unidades o descender de estas.
SENSIBILIZAR
Para Alma Rosa Luján, directora del Centro Educativo y de Rehabilitación A.C. (Cerac), hace falta empatía y concientización en la comunidad para comprender las dificultades que pasan las personas con alguna discapacidad para realizar sus actividades diarias en la ciudad.
Para Luján, el chofer que ayuda a Carlos es muy poco común, pues la mayoría no ofrece respeto ni empatía por las personas que sufren alguna discapacidad.
“Lo que hace falta y no se da, es en los camiones urbanos, que no están preparados, no están adaptados no tienen nada para favorecer y los choferes no tienen tiempo para detenerse y siempre andan a la carrera, a las personas con discapacidad no les están respetando y no las dejan subir cuando les dan una credencial para que ellos no paguen”, explicó Luján.
MEDIDAS URGENTES
Para Luján es urgente apoyar a las personas con discapacidad:
La primera de las demandas es simple y todos podemos darla: empatía.
Apoyo de los choferes de camiones urbanos, como el que recibe Carlos. Darles trabajo a las personas con discapacidad les ayuda con su dignidad.
No se trata sólo de darles una moneda, es ayudarles a salir adelante. Como con las personas adultas, se les debe ofrecer atenderlos primero.