El autocine Serenata fue un ícono de Nuevo Laredo para las familias de mediados del siglo pasado. Ver la enorme pantalla desde la comodidad de tu vehículo es algo que las generaciones actuales no han podido disfrutar.
Los mejores años del autocine fue a mediados del siglo anterior y coincidió con la llamada época de oro del cine mexicano, por lo que en su pantalla transmitió las mejores películas del cine nacional.
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Autocine Serenata
Los cinéfilos de la época se trasladaban con sus vehículos al Kilómetro 10 del lado oriente entre las Calles Argentina y República Dominicana.
Del autocine solo queda una enorme pared que era en donde se proyectaban los filmes, pero esta fachada del Serenata aún llama la atención de los conductores que manejan por la Carretera Nacional.
Con sus 12 metros de altura aún se aprecia a un hombre vestido de charro abajo de su caballo para cantarle una melodía de amor a su amada al borde de un balcón, una escena que constantemente se repetía en los grandes filmes de la época.
Autocine Serenata es una invitación a la nostalgia de los cinéfilos de hueso colorado, pues muchos de ellos aún recuerdan que por esa pantalla pasaron actores como Pedro Infante, Joaquín Pardavé y Jorge Negrete; o las divas Dolores del Río, María Félix y Silvia Pinal.
La tarifa de entrada era por vehículo. Los aficionados al cine pagaban 8 pesos sin límite de personas por auto. En cada lugar donde se estacionaban había un parlante para poder escuchar la película.
En diferentes páginas de las redes sociales donde hacen referencia al cine desaparecido, los neolaredenses expresan su sentir por aquella época.
Dolores Mancha, usuaria de Facebook, menciona:
A nosotros nos llevan cuando éramos niños era fiesta y todo muy seguro y era como un viaje está retirado desde el parque MORELOS nos facinaba ir que recuerdos mucha añoranza
Juan Dom C Vazquez recuerda con cariño:
Varias veces fui a ese auto cinema cobraban por carro lleno, como añoro esos años bellos.
La última película que fue exhibida en el Autocine Serenata fue en el año de 1971, año en que cerró sus puertas. Su enorme muro de la fachada se mantiene erguido como mudo testigo de una época dorada para la ciudad que aún se recuerda le con verdadera nostalgia.