Nuevo Laredo está de luto; Cecilio Arellano Hernández, mejor conocido como "Chilo", murió el pasado 28 de enero. La ciudad extrañará su buen humor, sus pasos de baile y el amor a la música.
Su partida caló profundamente en los corazones de los neolaredenses, que inundaron las redes sociales de increíbles momentos con él, ni qué decir de su familia, que compartió imágenes en las que luce sonriente y, en la gran mayoría, bailando.
Te podría interesar
Don Cecilio fue una de las personas más queridas en la comunidad de danzantes, incluso fue fundador del Club Chicos Malos, "en el cual se recuerda como un 'alma Noble y bailadora' que tocó los corazones de muchas personas", publicó la Dirección de Turismo de Nuevo Laredo.
Adiós a las tardes de danzón
La Plaza Juárez fue fiel testigo de todas aquellas tardes en las que don Chilo iba a bailar acompañado de Laura Nogueira.
Con su sombrero bien puesto y moviéndose al ritmo del danzón, Cecilio se movía al compás de la música. Con un estilo único, sus pasos dejaron huella en la plaza, que sin duda alguna ahora lo extrañará.
Al igual que Laura, sus compañeros de Chicos Malos y de otros clubes lo echarán de menos.
Compartió con su familia el amor al baile
Una de sus nietas, Jenny Cantú Arellano, publicó una emotiva y conmovedora carta para Chilo, acompañada de fotografías que comprobaron los motivos por los que la partida de Cecilio ha sido dolorosa para su familia y amigos.
"Hoy mi abuela Gloria finalmente se reencontrará con su marido, Cecilio “Chilo” Arellano.
Tito Chilo jugó un gran papel en mi educación. Creciendo en su casa (y la de mi abuela Gloria) aprendí a apreciar ciertas cosas que a veces damos por sentadas. Qué caliente es tu café por la mañana, qué suave es el pan dulce antes de sumergirlo en dicho café, esa sensación bajando por tu columna cuando una buena canción de merengue comienza a tocar, la forma en que cada instrumento - no importa lo pequeño que sea - es vital para cualquier canción, y si te concentras lo suficiente puedes escuchar cada uno; pequeños placeres.
"Se tomó el tiempo para enseñar a todos sus nietos a bailar: cumbia, salsa, mambo, merengue... ¡Lo que sea! Bailar era su pasión, se integraba en su alma.
"Aunque mi abuelo ha dejado este reino, siempre habrá una parte de él viviendo en cada persona que conoció. Ya fuera a través de su barbería en el centro de Nuevo Laredo, en clubes de baile, invernaderos o taquerías siempre dejaba huella. Lo sé porque lo siento cerca de mí cada vez que escucho a Celia Cruz, cuando estoy en una pista de baile, y cuando bebo mi café por las mañanas.
"Esta no es una historia de despedida, sino más una celebración y aprecio de un hombre que me enseñó tanto. Espero que sepa lo mucho que se le quiere. Siempre estarás en mi corazón Tito", compartió.
Descanse en paz.