Nuevo Laredo fue fundada en 1849, la ciudad desde sus comienzos comenzó a desarrollarse rápidamente, más aún por estar en frontera con el país de Estados Unidos, sus primeros habitantes cruzaban la frontera sin visa, solo mostraban alguna identificación.
A partir de los años de 1950 la ciudad fue evolucionando y creciendo a mayor velocidad, para los años de 1960 la frontera Tamaulipeca mostraba indicios de progreso, pero para aquella época la ciudad aún era muy pequeña que incluso los últimos habitantes estaban por el monumento a Benito Juárez donde hoy se encuentra la calle Campeche y avenida Reforma.
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Con el paso de los años mucha gente comenzó a llegar de otros estados para encontrar una oportunidad laboral, se corría la voz de que en Nuevo Laredo había mucho trabajo y pagaban muy bien, en comparación con los sueldos del interior del país.
Muchos de los foráneos venían de Veracruz, San Luis, Coahuila, Ciudad de México principalmente, venían con el ánimo de trabajar, pero terminaron por quedarse, la frontera tiene algo que te atrapa dicen coloquialmente, también hasta la fecha se parafrasea “Tomaste agua del Río Bravo” y te quedaste.
Nuevo Laredo creció tan rápido que no nos dimos cuenta
La mezcla de las regiones creó en Nuevo Laredo una cultura que difícilmente se encuentra en otros lugares.
En esta frontera si tienes algún problema, siempre habrá quien te ayude, si estás pasando por algún mal momento, la gente se solidariza, aquí “nadie te deja abajo”.
Actualmente la frontera cuenta con menos de 500 mil habitantes, es una ciudad chica, donde todavía llegas rápido a cualquier lugar, la gente anda despacio y aún conduciendo puedes ver que es lo que pasa a tu alrededor.
Quien vive aquí ama a la ciudad, por que esta frontera tamaulipeca provee oportunidades para todos, aquí todavía te puedes dar el lujo de elegir en qué trabajar, aún no es tan grande como Monterrey o Ciudad de México, aquí todavía todos se conocen y si no conoces a alguien seguramente tu conoces a quien sí.
Quienes viven fuera de Nuevo Laredo, pero son originarios de aquí, todavía extrañan lo que vivieron en esta ciudad de atardeceres únicos, donde alguna vez compraste un refresco en un estanquillo o donde esperabas el fin de semana para ir al Parque Viveros y andar descalzo entre la tierra y el pavimento ardiendo; puedes compartir tu experiencia de tu niñez en esta ciudad en nuestra caja de comentarios en Facebook.