En Nuevo Laredo siguen operando algunas ladrilleras ubicadas a un costado de la avenida Luis Caballero y Diagonal Incas al poniente de la localidad, considerado un trabajo manual, cuando en años anteriores operaban más de 25 de ellas “Es un trabajo noble, ahí van a dar todos los que no contamos con empleo”, dijo Ricardo Hernández, de oficio albañil.
Durarte la pandemia encontrar trabajo fue difícil, más bien duro y los servicios siguen corriendo con los gastos, hacer ladrillos nos salvó en tiempos”, dijo el hombre de 56 años habitante de la colonia El Remolino.
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Contó que la elaboración de ladrillo de barro cocido es un trabajo manual, con barro y arena de río que se mezcla y vacía en moldes rústicos de madera que después se deja secar para pasar a los hornos de leña y cocer.
Trabajas hincado por horas y haces cien o más ladrillos y sigues, luego de que los pones a secar los cargas al horno y están unos días, después hay que sacarlos.
El ladrillo era el material que se utilizó por mucho tiempo en la región, así se pueden observar edificaciones de arquitectura vernácula, cornisas dentadas, son testimonio de los materiales, características formas de construcción y constituyen un patrimonio importante para las generaciones futuras.
“El ladrillo se sigue utilizando en la construcción, como el block o medio block, tiene muchos usos pero no quedan muchas, ojalá no desaparezcan”, finalizó.