Hace tres años ocurrió y una vez más, Nuevo Laredo se encuentra en una crisis migratoria y humanitaria. A mediados de la semana pasada comenzó el arribo progresivo de haitianos; sin embargo, el sábado saturaron los albergues y desde la noche del domingo miles de migrantes están durmiendo en las calles del centro de la ciudad.
Ayer en conferencia de prensa, el obispo Enrique Sánchez Martínez abordó la situación definiéndola como una crisis humanitaria que rebasó las capacidades de la Iglesia y organismos locales que brindan asistencia.
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“Abramos nuestros corazones y nuestra ciudad para ellos, porque esta ciudad es a la última a la que llegan. La migración es un fenómeno global, muchos de ellos han sido obligados a dejar sus hogares, en busca de una vida nueva. Hoy, la Iglesia está llamada a salir a las calles, para ayudar. No son un número, no los veamos como un problema, estamos viviendo una crisis humanitaria, respondamos a los migrantes con humanidad, donde puedan revivir su esperanza y los refugios sean verdaderos laboratorios de paz”, expresó.
Actualmente se estima que la cifra de migrantes es de mil 500, en su mayoría de Haití, quienes buscan la obtención de asilo por parte de Estados Unidos, la situación no es propia de Nuevo Laredo, pues en otras fronteras tamaulipecas están varados miles de haitianos, algunos solos, otros con familia completa.
Ante ello, las autoridades municipales están trabajando en coordinación con el Instituto Nacional de Migración para determinar la ayuda que se otorgará de manera temporal, pues ya algunos migrantes han sido llamados por el departamento de migración de Estados Unidos para procesar su solicitud.
“Hemos estado en pláticas con Migración, con la Federación, estamos trabajando en conjunto al igual que con todos los albergues. Esto es algo humanitario. Estados Unidos está llamando a alrededor de 70 migrantes por día, ellos cruzan y ya se están quedando allá”, destacó la presidenta municipal Carmen Lilia Canturosas Villarreal.
La llegada de los migrantes continúa, muchos de ellos portan un permiso de estancia legal en México, expedido en diversos estados donde han pasado por lo menos los últimos seis a 10 meses, algunos han logrado acomodarse en los albergues o refugios temporales que existen en la ciudad -ocho-, pero éstos ya han sido rebasados en su capacidad, por lo que algunos migrantes son regresados a Monterrey, donde ya contaban incluso con un empleo temporal, se les registra y una vez que les toque su cita, Nuevo Laredo les brindará la ayuda para trasladarlos.
“Hemos estado apoyando a los refugios temporales autorizados para entregar las listas de las acreditaciones para que ellos pasen a Estados Unidos, algunos otros se están regresando a Monterrey, Nuevo León, que es donde tienen un empleo temporal; vamos a ayudar con esa parte para que tengan su residencia por el momento en Monterrey, ya que se les vaya a hablar para aceptarlos con la calidad migratoria, regresen a Nuevo Laredo y puedan lograr su objetivo cruzar al vecino país”, señaló Humberto Diez de Pino, director de Protección Civil y Bomberos.
Los migrantes han hecho suyas las calles de Nuevo Laredo, principalmente del centro de la ciudad, han pernoctado en la vía pública, utilizando las banquetas como hogar, hombres, mujeres, niños y niñas que tienen la esperanza de tener una vida mejor.