Con flores, música, comida sobre las tumbas, globos y hasta carne asada, se vivió el Día de Muertos en los panteones de la ciudad, ahora sin restricciones, luego de dos años de pandemia.
El clima fue propicio para que miles de familias asistieran a ofrendar a sus fieles difuntos; con las puertas abiertas desde las 8:00 de la mañana, comenzaron a llegar, algunos cargando en brazos grandes arreglos florales, hasta el más pequeño detalle con el que recuerdan a sus muertos.
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En la entrada del cementerio no podían faltar las personas que ofrecían servicios de limpieza, desde el acarreo de agua, hasta quienes elaboran el mármol, granito o cemento para las estatuillas en las tumbas.
Nunca olvidar
Para Jesús Bernal, el recuerdo de sus padres fallecidos hace 27 años no se va y la tradición de visitarlos cada 2 de noviembre es esencial para honrar su memoria, llegando desde muy temprano antes de iniciar con sus labores al panteón y llevarles flores, limpiando la tumba en espera de la llegada de sus familiares, hermanos, nietos y sobrinos, a quienes han ido inculcando las costumbres mexicanas como es el Día de Muertos.
Jesús recordó años anteriores cuando se llenaban de personas los panteones en esta fecha, que visitan a sus seres queridos, había música y el camposanto se observaba lleno de colores y aromas de las flores depositadas en cada sepulcro.
“Toda mi familia acude todos los años a la tumba de mis padres, hoy llegué primero yo y espero que más tarde lleguen ellos. Yo vengo cada dos o tres meses al año. Antes no se podía caminar aquí en el panteón de la gente que había, yo creo que eso va cambiando con el tiempo”, comentó.
Con carnita asada
La tradición indica que entre las ofrendas y la forma de honrar la memoria de nuestros seres queridos, deben incluirse sus gustos, ya sean musicales o gastronómicos, por eso para algunas familias eso debía involucrar la carnita asada y en ocasiones la cerveza helada. Esta costumbre y gusto tan arraigado dio un distintivo aroma a los panteones sólo por un día, sin duda uno de los platillos predilectos tanto de los vivos como de quienes ya no están con nosotros.
Misa en honor de los muertos
El obispo de la Diócesis de Nuevo Laredo, Enrique Sánchez Martínez, celebró la tradicional misa por el Día de Muertos en el Panteón Municipal Antiguo. Mientras que otros sacerdotes oficiaron la homilía en los panteones Antiguo Municipal y Jardín de los Ángeles; en el del Norte, los hermanos Franciscanos.
A las 11:00 de la mañana, los visitantes de este camposanto se reunieron en el andador 1, para escuchar la misa como parte de un acompañamiento a las cientos de personas que acuden en estas fechas a visitar a sus difuntos, y de esta manera preservar una tradición que desde hace muchos años se practica.
“Como cada año, hacemos una cita en este lugar, en el camposanto o en el panteón que es un lugar sagrado en donde están los fieles difuntos o los difuntos en general, porque creemos que ellos, ahora gozan ante la presencia de Dios”, afirmó el Obispo. Comentó que es un acompañamiento y momento de oración con la personas que acuden especialmente en estas fechas a visitar a sus seres queridos, además de ser ya una tradición familiar.
Música para los muertos
La música es parte importante de las ofrendas para los difuntos y como cada año, tríos, duetos o hasta una simple bocina, ambientaron el momento de las miles de familias presentes en los cementerios.
Los Auténticos, dos amigos que tienen más de 35 años dedicándose a la música, cada año asisten al Panteón Municipal Antiguo para cantarle a quienes ya partieron.
“Es muy distinto venir a cantar al panteón, que cantar en una fiesta. Las personas piden temas tristes, de vez en cuando algo alegre, alguna canción que era del agrado del difunto.
En ocasiones es imposible no sentir, pues hay momentos que nos conmovemos incluso cuando estamos cantando y tocando, también recordamos a quienes hemos despedido de nuestro lado”, dijo Miguel Ángel Alatorre.
Pedro Lomas, su compañero, destacó que desde muy temprano llegaron para ofrecer su música a quienes aceptaban; poco a poco el trabajo fue saliendo en este Día de Muertos.
Un angelito en el cielo
La familia Bernal, como cada año acude los días 1 y 2 de noviembre a la tumba de sus familiares a celebrar estas fechas; hijos, sobrinos y nietos al menos desde hace 26 años, como una de ellas que desde pequeña le inculcaron las tradiciones del Día de Muertos.
En esta ocasión la tumba la decoraron con globos y llevaron un pastel en honor a una pequeña fallecida hace tres años, idea de la madre de la niña, que no dejaron pasar la oportunidad de rendirle un pequeño, pero significativo homenaje en su última morada.
“Tenía 2 años cuando falleció, era una niña especial, muy querida y esperada, pero se nos adelantó en el camino, aquí están sus hermanitas y la familia acompañándola”, expresó la abuela de la niña, con la voz entrecortada.