Los cinco años de Enrique Rivas concluyen con al menos 115 hundimientos registrados de enero a septiembre, de los cuales aún quedan 23; de estos, siete están en proceso de reparación y 16 más pendientes de atender.
“Es muy triste ver como las calles de la ciudad se han ido acabando, pero lo peor es que las autoridades lo ven, no hagan nada para solucionarlo y ya no lo harán, pues ya se van. Creo que los neolaredenses hemos tenido la peor administración de su historia y ha sido decepcionante, porque defraudaron nuestra confianza”, comentó don Héctor, un hombre de avanzada edad que vive justo sobre una de las calles más dañadas de esta ciudad, la Eva Sámano.
Tanto en socavones como colectores, las excavaciones tienen profundidades de hasta 6 metros, algunos de estos han provocado incluso accidentes vehiculares, principalmente porque no existe la señalización adecuada.
Los hundimientos y socavones en su mayoría corresponden a daños en los colectores, pues el 70 por ciento de ellos caducó su vida útil.
Entre los más grandes que siguen sin ser reparados es el que se registró sobre el estacionamiento del Parque Narciso Mendoza, que será una de las obras de herencia para la siguiente administración.
Además, otro de los problemas que heredará el actual gobierno municipal serán las descargas de aguas residuales en el río Bravo, que se han incrementado durante los últimos cinco años.
Son 19 descargas identificadas hacia el afluente las que están contaminándolo y que se desprenden de los colapsos que han tenido los colectores por toda la ciudad, mismos que no vieron atención de la administración de Enrique Rivas Cuéllar, pese a haber estado en el cargo por dos periodos seguidos.