Una ola de calor sin precedentes se está viviendo en toda la frontera que comparten México y Estados Unidos. La cuenca del Río Bravo presenta niveles bajos históricos, por lo que la sequía y la escasez de agua se empiezan a notar en los Estados colindantes.
Estas regiones compartidas entre países, reciben alrededor de 18 pulgadas de lluvia anual, en zonas más áridas incluso llegan a presentar menos 12 pulgadas de lluvia al año.
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Las escasas precipitaciones en la región han hecho que la distribución del vital líquido llegue a ser insuficiente.
Un tratado de 1944 rige las normas de repartición entre México y Estados Unidos gracias a la Comisión Internacional de Límites y Aguas, una entidad creada en 1889 por ambos países para regular los tratados internacionales sobre límites y aguas entre las dos naciones.
Sin embargo, varios aspectos, como el calentamiento global, un aumento de la población fronteriza, aunado a un envejecimiento prematuro de las obras hidráulicas, han hecho que las relaciones se tambaleen, por una disputa de agua, como en el viejo oeste.
En otoño del año pasado, el conflicto estalló en el Valle del Río Grande, después de años de crecientes tensiones e insatisfacciones de los habitantes, quienes veían mermado el vital líquido para sus cultivos y ganado.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, declaró públicamente, en septiembre del año pasado, una deuda de agua que mantenía México con Estados Unidos.
"México le debe a Texas el valor de un año de agua del Río Grande", mencionó el mandatario.
Al mes siguiente, trabajadores mexicanos descargaron una porción de agua represada del Río Conchos de México para pagar parcialmente este endeudamiento.
Los agricultores en Chihuahua, quienes vieron en peligro sus cultivos, se fueron en armas contra los soldados que acompañaban a los trabajadores para realizar el pago. En la lucha, murió una mujer, esposa de un agricultor.
Para antes del 25 de octubre de 2020, México había terminado de pagar la deuda que corría desde 1944. Sin embargo, la población de más de un millón de personas en la región de Coahuila y Tamaulipas vieron peligrar la distribución propia.
Ambos países prometieron debatir el acuerdo en 2023.
Las disputas por el agua crecerán, la sequia por esta inusual ola de calor en la frontera comenzará a incomodar a las personas afectadas por este fenómeno climatológico. La escasez de agua cada vez es más notoria; habrá que ver a qué acuerdo pueden llegar las dos naciones hasta estar conformes.
JGR