Desde esta semana, Enrique Rivas Cuéllar ya no regresó de su licencia a retomar el puesto como Presidente Municipal, bajo el argumento de que un recurso de impugnación se lo impide.
Esto es el fin de su gestión de cinco años, partiendo sin haber dejado una obra insignia y una ciudad llena de baches, pero sobre todo, de ciudadanos exigiendo justicia ante la falta de atención en múltiples rubros.
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Sin obra relevante, así está hoy en día la ciudad, pues si bien todas las administraciones construyen aulas o escuelas completas y su gestión fue la excepción, no dejó una obra de cabecera en la ciudad.
El Consejo de Instituciones de Nuevo Laredo realizó un estudio técnico en el que se enumeraron los trabajos de cabecera con prioridad para el desarrollo de la ciudad, de las cuales sólo una se tomó en cuenta, pero no se ha terminado.
Entre las obras que el consejo señaló como prioritarias a través de un documento que se entregó al Secretario de Obras Públicas del Ayuntamiento, se contemplaban: el colector pluvial del 15 de Septiembre norte, colector pluvial del 15 de Septiembre al sur, la reparación de drenaje sanitario el Coyote, la vialidad de la rotonda “el conejo” hacia el Kilómetro 18 de la Carretera Nacional; segundo cuerpo del Bulevar de las Flores, para conectar al extremo sur de la ciudad y la terminación del circuito Bulevar Colosio, del puente negro hacia el poniente para conectar con el nuevo bulevar que conecta a la Carretera Piedras Negras.
Además de que en repetidas ocasiones se habló sobre la inversión de obras innecesarias para la ciudad, una de ellas el Centro de Convenciones que actualmente está detenido, pero del que ya se ha pagado casi 3 millones de dólares para la compra del terreno.
Las mediciones del Inegi a través de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana reprobaron en varias ocasiones a Enrique Rivas en materia de inefectividad de su administración para resolver los problemas inmediatos de la infraestructura urbana, además de identificar baches y socavones entre las principales problemáticas que estaban desatendidas, así como el alumbrado público.
Durante los últimos años, la efectividad de la administración cayó cinco puntos porcentuales, creciendo de un 61.9 al 66.8 por ciento la inefectividad para atender las demandas de la sociedad, donde siete de cada 10 neolaredenses reprobaron la falta de respuesta por parte de la autoridad en temas de urbanidad.
Los ciudadanos han dejado saber a quienes serán los nuevos gobernantes locales, que se debe fiscalizar la administración ante la opacidad en la que Nuevo Laredo ha permanecido durante los últimos cinco años.