El programa “Educación para Todos” elaborado por la profesora Luisa Juana Campillo Garza, llegó el 30 de mayo de 1979 al Centro de Readaptación Social 1, conocido como Penal de "La Loma", se logró edificar aulas dentro del reclusorio para alfabetizar a los internos, recordó Raymundo Ríos Mayo, presidente de la Sociedad Histórica de Nuevo Laredo.
La necesidad imperante de alfabetizar a cientos de internos que purgaban sus condenas, fue posible gracias a las gestiones del entonces Director del penal de “La Loma” Pedro Héctor García Treviño realizó las gestiones y recomendación de la docente.
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“Siendo la imperiosa recomendación de tener en nuestro centro personas de decidida colaboración, amplia capacidad de trabajo y preparación profesional, como el desarrollado por la profesora Campillo Garza, se extiende la presente constancia de trabajo para los fines que la interesada convenga”, describió en su carta García Treviño.
El interés del director aunado al programa elaborado por el docente, puso en práctica la enseñanza, demostrando que nunca es tarde para aprender a leer y escribir, pronto las aulas fueron saturadas por los reos que muchos de ellos, por diversas causas, no habían tenido la oportunidad de asistir a una escuela y dejar de ser analfabetas.
“La educación audiovisual también llegó al Cereso 1 el 26 de julio de 1987, favoreciendo aun más a los internos en el Centro de Educación Básica para Adultos “Ricardo Flores Magon”, Heberto Villarreal García era el presidente municipal de Nuevo Laredo y se manifestó a favor de la campaña en el Centro de Readaptación Social”, dijo.
Lo anterior se habría manifestado públicamente en un boletín de comunicación del municipio, la campaña audiovisual incluía impartir la educación primaria y secundaria a la comunidad interna y se aclara la necesidad de un televisor.
“El programa quedó cubierto por el Licenciado Antonio Saravia Sánchez, como antecedentes sabemos que es una persona que trata de difundir los aspectos artísticos en nuestra comunidad, brindó la educación de pintura desde hace muchos años, así como la promoción de las mejores películas con temas positivos”, destacó.
Recordó que un día el licenciado Saravia solicitó le permitieran exhibir películas los sábados y domingos por la noche dentro de las instalaciones del local comedor de la cárcel “La Loma” y contó con el apoyo de los reos que poseían una televisión con pantalla amplia para que el auditorio pudiera ver con claridad las películas que se exhibían.
“Un día llegó el licenciado Saravia con su equipo y material, solicitó al alcaide de la cárcel coronel Ramos Peña le hiciera llegar la televisión del interno que le facilitaban para llevar a cabo la función de cine, indicándole el Alcaide que no estaba en condiciones de proporcionarle el aparato, el reo había obtenido su libertad días antes y se llevó sus pertenencias”, contó.
Por tal razón solicitó al presidente municipal Villarreal García el apoyo para la donación de una televisión que estaba en la sala de cabildo que se utilizaba solo el primero de septiembre para ver y escuchar el informe del Presidente de la República.
“El licenciado Saravia logró que algunos internos llegaran a exponer sus trabajos de pintura, los cuales estuvieron en exhibición en las instalaciones de la biblioteca del Cereso 1, por su labor a favor de la educación de los internos de la cárcel “La Loma”, recibió un reconocimiento de los reclusos”, manifestó Ríos Mayo.
El Centro de readaptación Básica para adultos “Ricardo Flores Magón” le entregó al licenciado Saravia Sánchez un diploma de reconocimiento por su labor altruista dentro del reclusorio, el documento fue firmado por la Directora del Ceba profesora Blanca Iris Sáenz Rábago y el supervisor de Educación Básica para Adultos Zona Norte profesor José Manuel González Quirino.
Pronto se implementó la educación preparatoria dentro de los reclusorios y Cereso 1 no fue la excepción, hasta llegar a nivel superior un logro tal vez con pocas posibilidades para un interno, incluso las personas con capacidades diferentes también tenían a su alcance la educación, los reos estuvieran procesados, sentenciados, sin distinción de género tenían a su alcance la educación.
Con los programas de educación establecidos dentro del reclusorio conocido como “Penal de la Loma” en la colonia Hidalgo, se logró alfabetizar de acuerdo al censo educativo del mes de junio de 2006 en educación 2 a una población total de 273 internos.
“El nivel escolar era de 63 internos que tenían su primaria concluida y 60 inconclusa, secundaria concluida 39, inconclusa 98, preparatoria concluida cuatro, inconclusa seis, cédula profesional concluida dos, sin concluir uno, muchos de los lograron obtener sus certificados de educación dentro del penal, supieron aprovechar el tiempo dejando de ser analfabetas”, concluyó Ríos Mayo.