Aunque hoy en día somos más conscientes de los riesgos del phishing y cómo identificar estafas por SMS o correo electrónico, los estafadores no dejan de innovar y pueden hacer que identificar un intento de fraude sea complicado.
Uno de los métodos más preocupantes es la estafa telefónica, especialmente la del falso gestor.
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En esta modalidad, los estafadores se hacen pasar por empleados de nuestra entidad bancaria para ganarse nuestra confianza.
Se presentan como nuestro gestor y nos informan de un supuesto problema urgente con nuestra cuenta, presionándonos para realizar transferencias o proporcionar nuestras credenciales bancarias.
Estos estafadores incluso pueden suplantar el número de teléfono de nuestro banco, lo que complica aún más la detección del fraude.
Por ejemplo, a principios de año, un cliente de ING fue engañado por alguien que fingía ser un empleado de su sucursal y perdió sus ahorros.
Los bancos, advierten que nunca nos pedirán datos personales ni transferencias por teléfono.
Si recibimos una llamada o mensaje sospechoso, lo mejor es cortar la comunicación y contactar directamente a nuestra entidad bancaria para verificar la situación.
La precaución es clave para evitar caer en estas trampas.