Los traspasos entre cuentas propias, donde simplemente se mueve el mismo dinero de un lugar a otro, están libres de impuestos.
Sin embargo, el SAT puede poner bajo la lupa a ciertos contribuyentes que realicen estos movimientos, por lo que es crucial contar con documentos que acrediten el origen del dinero en caso de una auditoría fiscal.
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Aunque los traspasos entre cuentas propias son una práctica común y útil para administrar mejor las finanzas, el problema surge cuando no se declaran ni pagan los impuestos correspondientes de la operación original, o si no se tienen pruebas para respaldar las transacciones.
Pamela Castro, contadora especialista en impuestos, aclara que las transferencias entre cuentas propias no generan impuestos, ya que no representan un incremento patrimonial.
Es como pasar dinero de un bolsillo a otro. Sin embargo, desde 2021 se establecieron las pruebas necesarias en caso de fiscalización, donde el SAT presuma que estos traspasos son ingresos.
Entre estas pruebas se incluyen estados de cuenta, papeles de trabajo, copias de recibos que especifiquen el monto y la cuenta de origen, y otras documentaciones que puedan demostrar que los depósitos no son ingresos sino simples traspasos entre cuentas propias.
En algunos casos, el SAT podría incluso solicitar una prueba pericial contable para corroborar esta situación.