La Hacienda de Tlacote el Bajo, situada a 25 minutos de Querétaro, recuerda cuando miles de personas llegaron en busca de la famosa agua milagrosa.
Actualmente, la hacienda es un lugar lleno de historia y nostalgia, que, en muy malas condiciones. se está adaptando con nuevos espacios para recreación y educación agrícola.
El agua de tlacote
Al llegar, los visitantes encuentran una reja azul claro y muros antiguos que protegen la estructura de la hacienda. Un camino de empedrado y pasto seco lleva a un letrero blanco y oxidado, recordando los días de gloria del agua curativa.
Te podría interesar
Los viejos tinacos donde se almacenaba el agua aún se pueden ver, junto con las oficinas cubiertas de polvo y con pintura deteriorada.
La máquina embotelladora adquirida por Jesús Chaín Simón, el propietario de entonces, nunca llegó a usarse. Recientemente, se han colocado cédulas informativas en las paredes para narrar la historia del agua de Tlacote.
Arturo González de Cosío Frías, administrador de la hacienda, explica que el lugar ahora cumple dos funciones principales: una parte está destinada a eventos y la otra se divide entre el cultivo de maíz y un área educativa. Este último espacio está siendo acondicionado para recibir a estudiantes y enseñarles sobre la agricultura y la historia del agua milagrosa.
Aún llega gente
González de Cosío Frías.comentó que aunque el auge del agua milagrosa disminuyó, todavía llegan esporádicamente personas en busca del agua curativa, y se les otorga como en el pasado.
El fenómeno del agua curativa de este líquido alcanzó su pico entre 1991 y 1993. Todo comenzó cuando Jesús Chaín Simón anunció que dos de sus animales se habían curado con agua de un pozo en su terreno.
La noticia se difundió rápidamente, atrayendo a personas de todo México y de otros países, con la esperanza de curar sus enfermedades.
Entre los visitantes destacados se encontraban el cantante José José y el basquetbolista Magic Johnson. Sin embargo, la afluencia masiva también trajo problemas de sanidad debido a la gran cantidad de personas que acampaban en el lugar.
Murió el dueño se acabó el 'milagro'
A partir de 1993, la popularidad del agua curativa comenzó a disminuir. Tras la muerte de Jesús Chaín, sus descendientes vendieron la hacienda en 2007.
Aunque el pozo original se secó, se perforó uno nuevo a mayor profundidad para continuar con las actividades agrícolas y el mantenimiento del lugar.
“Hoy en día, aunque de manera esporádica, seguimos recibiendo a personas en busca del agua milagrosa, y con gusto se les ofrece, manteniendo viva una parte de nuestra historia,” concluyó el atual dueño de la finca.