Hace ya cuatro años, en 2020, el icónico restaurante 'El Barco Regiomontano' cerró sus puertas después de 30 años de servicio. Este emblemático establecimiento, ubicado en la avenida Eugenio Garza Sada, fue durante tres décadas un punto de referencia urbano y un lugar de encuentro para los habitantes de Monterrey.
Conocido por su distintiva edificación que destacaba en la colonia Arroyo Seco, era fácilmente identificable para automovilistas y residentes de la zona.
'El Barco regiomontano'
Su cierre, anunciado a través de una emotiva publicación en redes sociales, dejó un vacío significativo en la comunidad:
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"La tripulación del Barco Regiomontano siente una gran tristeza y nostalgia de informarles que cerraremos nuestras puertas de manera definitiva. Un sueño que se hizo realidad y que trajo grandes satisfacciones ha llegado a su fin. Ha sido difícil y complicado tomar esta decisión, teniendo presente que siempre nos eligieron para compartir todos los momentos especiales a lo largo de su vida."
El restaurante aprovechó aquella ocasión para expresar su profundo agradecimiento a todos aquellos que formaron parte de su historia:
Queremos aprovechar este espacio para agradecer infinitamente a todos nuestros clientes, empleados, proveedores, amigos y familiares por su apoyo incondicional durante estos 30 años que duró nuestra travesía. Muchas gracias
Aunque nunca se confirmó si la continua pandemia de COVID-19 y la crisis económica fueron las causas específicas del cierre, muchos antiguos comensales lamentaron la pérdida.
Un usuario de Facebook expresó el sentir colectivo:
Qué tristeza ya se sabe que todo inicio tiene un fin y que pasamos maravillosos momentos familias, amigos, reencuentros, compromisos sociales y también de negocio. Pero saber que tantos negocios se cierran en Nuevo León nos entristece tanto como perder nuevoleoneses con este virus-pandemia
Cuatro años después, el cierre de 'El Barco Regiomontano' sigue siendo recordado con nostalgia por la comunidad de Monterrey.
Este restaurante no solo fue un lugar para disfrutar de buena comida, sino también un escenario de innumerables recuerdos y momentos especiales.
Su ausencia se siente profundamente, recordándonos el impacto duradero de la pandemia y la importancia de los lugares que forman parte de nuestro tejido social.