Para los amantes del pan, sin duda deben visitar la panadería más antigua de México, la cual tiene más de 150 años de rica historia, pues se fundó desde antes del Porfiriato.
Todo aquél que haya recorrido las calles de la Ciudad de México, podría haberse encontrado con una joya escondida, la cual tiene tanta historia que es difícil imaginar cuántas personas habrán recorrido sus pasillos.
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Y es que las panaderías tienen esa magia que cautiva a cualquiera que atraviese sus puertas, por lo que no es sorpresa que un local como este haya perdurado en el tiempo, con la misma calidad y sabor que le dieran su prestigioso nombre.
Panadería más antigua de México
Fue en 1869 cuando la capital mexicana vio crecer su economía con la inauguración de 30 panaderías; para 1880, la cifra había ascendido a 70. Entre estos nuevos negocios en la CDMX, surgió uno que, contra todo pronóstico, destacó en el tiempo con su sabroso pan español, pasteles y repostería fina.
Estamos hablando de La Vasconia, un establecimiento de pan fundado en 1870 por Marcelino Zugarramurdi, quien era originario de País Vasco, una comunidad autónoma de España, del cual proviene el nombre de la panadería.
De tamaño humilde, el lugar se dedicaba a vender cerca de 30 piezas de pan diario, sobre todo blanco, teniendo una gran popularidad que lo llevó a ser el rey de los bizcochos para la década de los 20. Ni la Revolución Mexicana ni el Porfiriato detuvieron el progreso de este exitoso negocio que muy pronto rentó un lugar donde ahora se le puede encontrar.
Su manera de sacar los bolillos, cada 20 minutos recién horneados, incluso provocaron la creación de la Guajolota, un desayuno rápido de tamal servido dentro de una de estas piezas de pan.
Actualmente, en La Vasconia se ofrecen más de 250 variedades distintas de piezas de pan, sin contar los pastelitos y postres. De hecho, algunas de sus recetas son las mismas con las que comenzaron su pequeño imperio, como su pan trenzado, además de las chilindrinas, polvorón de cacahuate, abanicos, bolas de Berlín y conchas.
Sin dejarse llevar solo por el pasado, la panadería más antigua de México también cuentan con un comedor donde sus chilaquiles se han vuelto legendarios y hay una rosticería que ayuda a diversificar sus más de 150 años de rica historia.