El cubrebocas está de regreso y piden usarlo de nuevo en algunos estados de la república, después de que ya estaba olvidado tras su uso prolongado en la pandemia de covid-19.
Cuando ya se tenía pensado que el cubrebocas era parte del pasado, el aditamento médico está de vuelta y su uso fue recomendado por autoridades de salud ante el nuevo escenario que se presentó en un amplio territorio de México.
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El regreso del cubrebocas
Integrantes del Comité Científico Asesor del Volcán Popocatépetl, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincidieron en que las emisiones de ceniza intensas de "Don Goyo" continuarán en los próximos meses, informaron en una conferencia de prensa.
Las cenizas del "pop" obligaría a usarlo nuevamente durante varios meses, pues los especialistas explicaron que estas emisiones podrían llegar a la Ciudad de México en junio y julio, debido a que es la época del año en la que los vientos se dirigen hacia la capital del país.
Robin Campion, investigador del Departamento de Vulcanología, del Instituto de Geofísica (IGEF) de la UNAM, detalló que la actividad volcánica sigue en aumento. Sin embargo, aún no se alcanzan los niveles registrados en los años 2012 y 2013.
Los otros estados donde el uso del cubrebocas será recomendable serán Morelos, el Estado de Mécio y Puebla, entidades que se encuentran dentro del área d influencia del volcán.
El experto en estos fenómenos naturales detalló que el magma arrojado produce la fragmentación, producción de ceniza y erupción.
En su intervención, Servando de la Cruz Reyna, investigador del IGEF, indicó que este no es el primero ni será el último evento eruptivo del Popocatépetl.
Minimizó las alarmas en medios de comunicación al especificar que los datos que se tienen hasta el momento no indican que la actividad sea diferente a lo que se ha visto en los últimos 27 años.
¿Es motivo de preocupación?
Carlos Valdés González, investigador del IGEF, aseguró que hasta el momento no es algo preocupante. Mencionó que en el país hay más de 2 mil volcanes y 48 están activos o son potencialmente activos.
Sin embargo, cuando un volcán entra en erupción y produce cenizas, es importante tomar una serie de medidas para evaluar y mitigar los posibles impactos. Aquí hay algunas recomendaciones tomadas en respuesta a la ceniza volcánica:
Alerta y monitoreo
Los volcanes suelen estar vigilados de cerca por científicos y organismos especializados. Se utilizan instrumentos como sismógrafos, inclinómetros y estaciones de monitoreo de gases para detectar los cambios en la actividad volcánica. Cuando se detecta una erupción o la emisión de ceniza volcánica, se emiten alertas a las comunidades cercanas y a los organismos de gestión de emergencias.
Evacuación y protección de la población
En caso de una erupción volcánica importante con una alta emisión de cenizas, se puede ordenar la evacuación de las áreas cercanas al volcán. Esto ayuda a proteger a las personas de los peligros asociados con las emanaciones, como la caída de ceniza densa, la exposición a gases volcánicos tóxicos. Se establecen refugios temporales para albergar a los evacuados.
Monitoreo de la calidad del aire
Las emisiones volcánicas pueden afectar la calidad del aire y representar riesgos para la salud. Se establecen estaciones de monitoreo de la calidad del aire para medir la concentración de partículas en suspensión y otros contaminantes asociados con la ceniza volcánica.
Estos datos son utilizados para emitir advertencias y recomendaciones a la población, especialmente a las personas con problemas respiratorios o condiciones de salud preexistentes.
Limpieza y remoción de cenizas
Después de una erupción, se lleva a cabo una labor de limpieza para remover la ceniza de las áreas afectadas. Esto puede incluir la limpieza de calles, techos, vehículos y sistemas de drenaje. La ceniza se puede acumular y obstruir los desagües, lo que podría causar inundaciones durante lluvias intensas.
Protección de infraestructuras
El polvo volcánico puede dañar infraestructuras críticas, como redes eléctricas, sistemas de agua potable, aeropuertos y carreteras. Se toman medidas para proteger estas infraestructuras antes de la llegada de la ceniza, como la cubierta de equipos sensibles y la suspensión de operaciones en aeropuertos.
Evaluación de riesgos a largo plazo
Puede haber impactos a largo plazo en la agricultura, los ecosistemas y la salud humana. Se realizan estudios y evaluaciones para comprender los riesgos a largo plazo y desarrollar estrategias de mitigación adecuadas. Esto puede incluir la implementación de medidas de restauración de suelos, monitoreo de la calidad del agua y programas de seguimiento de la salud de la población afectada.
Por lo pronto, ante la futura contingencia ambiental, el cubrebocas está de regreso.