En el maravilloso proceso de crecimiento y desarrollo de un bebé, las también conocidas como fontanelas, desempeñan un papel crucial, pero, ¿qué pasa cuando a un bebé tiene "la mollera sumida"? esto significa, sus riesgos y los remedios a tomar.
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Estos puntos blandos en el cráneo permiten la flexibilidad necesaria para el paso por el canal de parto y facilitan el crecimiento del cerebro en los primeros meses de vida. Es común que, al principio, las molleras se presenten sumidas o hundidas, siendo este un fenómeno natural.
La mollera sumida
Durante el nacimiento, los huesos del cráneo del bebé no están completamente articulados, lo que permite que la cabeza se adapte al canal de parto. En consecuencia, las molleras, ubicadas en los puntos de unión de las suturas craneales, suelen estar abiertas y se solidifican gradualmente durante el primer año de vida del bebé.
La mollera posterior, situada en la parte posterior de la cabeza, suele cerrarse al mes o dos meses de edad. Por su parte, la mollera anterior, en la parte superior y con forma de cruz, cierra entre los 7 y los 19 meses. Es normal que al tocarlas se perciban firmes y ligeramente cóncavas.
No obstante, la atención médica es esencial si se observa que las molleras están tensas, lo cual podría indicar acumulación de líquidos en la cavidad craneal o aumento de la presión cerebral. Este síntoma podría estar asociado a condiciones como hidrocefalia, encefalitis o meningitis.
En casos de hundimiento más pronunciado de lo habitual, podría sugerir deshidratación o desnutrición. En estas situaciones, se recomienda la consulta con un profesional de la salud para determinar el tratamiento adecuado y abordar cualquier preocupación.
Consulta al pediatra
Por otro lado, las molleras abultadas hacia afuera pueden ser normales durante momentos específicos, como llorar, vomitar o estar acostados. Sin embargo, si el abultamiento es continuo, se aconseja consultar al pediatra para evaluar la situación y garantizar la salud del bebé.
En resumen, el seguimiento regular y la comunicación con el pediatra son fundamentales para comprender y abordar cualquier variación en el desarrollo de las "molleras sumidas", brindando tranquilidad a los padres y asegurando el bienestar del recién nacido.