Sin duda los fríos vinieron para quedarse esta temporada invernal, y para muchos es el momento ideal de sacar los abrigos y fradadas más grandes para calentarnos por las noches. Para muchos los cobertores San Marcos eran y son la mejor opción, pero poco a poco fueron desapareciendo del mercado, haciéndonos preguntar qué pasó con la clásica "cobija del tigre".
Los cobertores San Marcos, como cualquier reconocida empresa, tiene una gran historia de origen que, para muchos, refleja las ganas del mexicano para salir adelante y poder hacerse de una fortuna, vendiendo artículos de calidad a muy buen precio.
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Cobertores San Marcos
Originarios de Aguascalientes, las clásicas "cobijas del tigre" fueron creados por el empresario Jesús Rivera Franco, quien nació en Teocaltiche, Jalisco. Por azares del destino, Jesús se trasladó desde su lugar de origen hasta Aguascalientes, donde comenzó una pequeña fábrica de sombreros.
Con un modesto éxito, Rivera inició con una incursión en la elaboración de sarapes, tradicional en la región. Con los materiales en curso, se le ocurrió la asombrosa idea de no solo hacer sarapes para el frío, sino también cobertores con la misma técnica que permitía a los habitantes mantenerse calientes a pesar del clima.
Sin embargo, el peso era un problema aún para un cobertor de ese tamaño. Dicen las historias que, durante un viaje a Europa, Jesús Rivera encontró un jacquard sintético que, por su colorido y nobleza, era muy calientito, ligero y fácil de estampar.
Con estas dos características, fue que logró el cobertor perfecto, fundando así el Grupo Textil San Marcos en 1970, con varias fábricas en el territorio aguascalentense. Fue tal su éxito que no solo exportaba miles de cobertores hacia todo el país, sino también incursionó en el mercado estadounidense y centroamericano.
De hecho, los estampados de tigre fue lo que le dio el reconocimiento mundial como uno de los cobertores más calientitos que uno pudiera comprar.
La caída de Cobertores San Marcos
Lamentablemente la producción no pudo ser sostenida de forma artesanal, con la llegada de nuevas tecnologías y del mercado asiático, quienes hacían una réplica del cobertor, pero infinitamente más barata, obligando a la empresa a cerrar sus puertas en 2004.
Así terminó una historia de éxito de una de las cobijas más queridas de cualquier mexicano para enfrentar los duros fríos del invierno.