Uno de los capos más poderosos en México fue Amado Carrillo Fuentes, quien nació en Navolato, Sinaloa, un día como hoy pero de 1956. El Señor de los Cielos fue escalando en el negocio del narco. Su influencia fue tal que hasta series le han dedicado. Su muerte, en 1997 no fue la única noticia que impactó en los medios nacionales e internacionales, sino que el desenlace de los cirujanos plásticos que estuvieron en un procedimiento para transformarle el rostro fue terrible. Cuando murió tenía 40 años.
Terrible hallazgo en la carretera
Fue un domingo de noviembre de 1997, en la carretera México-Acapulco que las autoridades hallaron tres tambos. De los recipientes se despedía un fétido olor, a pesar de que se encontraban sellados.
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En el mismo lugar, los federales abrieron uno de los contenedores y descubrieron los restos de un hombre.
Los tambos fueron llevados al Servicio Medico Forense de Iguala, donde extrajeron dos cuerpos más, correspondían a otros hombres.
Restos de los cirujanos
Fue ese mismo día que las autoridades dieron a conocer las identidades de las personas que estaban en los tambos. Se trataba de Jaime Godoy, un otorrinolaringólogo, Carlos Ávila y Ricardo Reyes dos cirujanos plásticos. Reyes era colombiano.
Dos médicos más también murieron, mientras que uno más fue desaparecido.
A Amado le seguían los pasos
Todos ellos participaron en la cirugía plástica que le realizaron a Amado Carrillo el 3 de julio de 1997, meses antes del hallazgo. Se trataba de un procedimiento para cambiarle el rostro, además de una liposucción y no pudiera ser identificado por las autoridades mexicanas y por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).
La versión de las autoridades señaló que durante la intervención, Amado Carrillo sufrió un paro cardiaco, luego de 8 horas en quirófano. Cuando se le realizó la autopsia, se reveló que le fue suministrado medicamento hipnótico mezclado con anestesia, que le habría causado un paro respiratorio.
Luego de 8 horas murió por un paro cardiaco
La cirugía se realizó en el hospital Santa Mónica, en Polanco, en la Ciudad de México. Amado Carrillo se identificó como Antonio Flores Montes para someterse a cirugía con el prestigiado médico Ricardo Reyes. Todos en el nosocomio, sabían de qué se trataba.
Las autoridades anunciaron el deceso de Amado y la DEA respaldó la información.
Días después se dieron a conocer fotografías en las que aparecía el cuerpo de Amado en un ataúd, el rostro estaba distinto.
Amado Carrillo amasó una fortuna de cuando menos 25 billones de dólares, mientras que su flota de aviones, que incluían boeings supera los 60.
Así, los cirujanos que estuvieron en su intervención, murieron de una forma horrible, mientras otro más fue desaparecido.