Lo que en un principio fue molesto, hoy se ha vuelto parte indispensable de nuestro atuendo, el cubrebocas pasó a ser una parte esencial de nuestra personalidad durante la pandemia por el Covid-19; nos dio una sensación de seguridad que muchos desean que permanezca ¿es tu caso?, aquí te contamos la razón.
El temor por el contagio de Covid 19 llevó a algunas personas a desarrollar cierto grado de dependencia a la mascarilla, el principal motivo por el que este vínculo inseparable con los cubrebocas se da es por la necesidad de evitar un contagio o incluso lo que se podría catalogar como una nueva moda.
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Según informó Victor Octavio Amaro, secretario General de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, muchas personas encontraron un confort en esta herramienta para la prevención de enfermedades, lo que trajo consecuencias en las emociones y la psicología de las personas, sobre todo para los más jóvenes como lo son los adolescentes y los niños un fenómeno que está relacionado con los problemas de autoestima.
Los jóvenes con problemas emocionales, son susceptibles a continuar utilizando estos cubrebocas mismos que, adicionalmente a brindarles protección de contagios, se sienten protegidos de ser víctimas de algún crítica de parte de terceros -por su apariencia-.
Ahora que el uso del cubrebocas ya no es obligatorio en muchos escenarios, algunas personas han descubierto que la vida con el rostro descubierto no es como la recordaban
Los síntomas del síndrome de la cara vacía
Las personas que han desarrollado el síndrome de la cara vacía presentan algunos síntomas al no utilizar cubrebocas
- Sensación de incomodidad o vulnerabilidad
- Ansiedad
- Miedo al contagio
- Miedo situaciones donde haya personas sin mascarilla
- Tensión y rigidez muscular
- Incomodidad de ser visto sin mascarilla