Durante generaciones, golpear a los niños como una manera de educación correctiva siempre se ha visto de manera normal en América Latina. Sin embargo, dar nalgadas a los niños afecta su vida adulta, dice estudio
Cinturones, o varas: todo se justifica a cambio de lo que se interpreta como una ‘educación adecuada’, en la que la sumisión de los hijos es el rol dentro de una familia normal. En el mejor de los casos, las nalgadas se justifican como un fin educativo.
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Nalgadas a los niños afecta su vida adulta
Muchas personas adultas se enorgullecen de administrar estas medidas a sus hijos, pero un estudio polémico conducido por psicólogos de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, aseguran que la violencia física ejercida durante la infancia marca de por vida a las personas.
Según el estudio, problemas de conducta empiezan a manifestarse en la edad adulta, muchas veces, aparentemente sin u origen específico.
Los psicólogos de la Universidad de Michigan que hicieron el estudio hacen una distinción entre las nalgadas ‘correctivas’ y otros tipos de violencia física.
Las primeras se definieron como una medida para infringir dolor en los niños sin llegar lastimarles o causarles lesiones serias. Para el segundo concepto, sí se aprecian consecuencias en las que las personas sufrieron lesiones a nivel físico durante la infancia.
Aunque la segunda categoría es mucho más grave, el estudio reveló que ambas medidas tienen consecuencias en la estabilidad mental de las personas cuando llegan a la edad adulta.
Los autores para la revista Child Abuse & Neglec mencionan:
“En investigaciones anteriores se ha demostrado que el abuso físico y emocional tiene una alta correlación y puede ser de naturaleza similar a las nalgadas”.
Para la investigación, el abuso físico abarcó un espectro amplio de violencia ejercidad por adultos hacia niños. Entre ellas, destacan empujar, agarrar, empujar, abofetear, así como golpear tan fuerte como para dejar marcas corporales
En los casos más severos, se consideraron lesiones en el cuerpo de los menores. En este nivel, los científicos cuestionan si realmente se tratan de un tipo de educación eficiente o formas de generar miedo durante la etapa infantil.
Depresión, ansiedad y sentimiento de culpa
Para el estudio, se consideró una muestra de 8 mil 300 personas en edad adulta, en un rango de edad entre 19 y 97 años de edad. Cerca del 55 % de ellos relataron haber vivido algún episodio de golpes o violencia física ‘correctiva’ durante su niñez.
La mayoría de los individuos sufrió de episodios depresivos o suicidas en algún momento al llegar a la edad adulta.
Con esta evidencia, los investigadores se dieron cuenta que dar nalgadas a los niños podría ser un detonante en la edad adulta y ser causante de depresión, ansiedad y sentimientos abrumadores de culpa cuando son mayores de edad.
Además, en ciertos casos, la violencia durante la infancia podría causar trastornos de la personalidad, que pueden terminar en intentos de suicidio.
Durante más de dos décadas se han llegado a conclusiones similares, en otras investigaciones de casos relacionados con abuso emocional y físico en la niñez.
Por ello, psicólogos de Michigan recomiendan buscar alternativas de corrección para disciplinar a los hijos durante la infancia.
Aunque en algunos países, entre los que se incluyen México, está penado castigar físicamente así a los hijos, pero en realidad, esta práctica sigue considerándose como una alternativa para supuestamente ‘educar mejor’ a los menores.
Recurrir a la violencia física es una opción fácil para los padres.
Los resultados de la investigación de los nocivo que es nalgadas a los niños, son concluyentes.