Panhandle, Texas, se encuentra sumido en la tragedia después de que incendios voraces barrieran miles de hectáreas de tierras, dejando a su paso una estela de muerte y destrucción.
Las llamas, alimentadas por fuertes vientos, hierba seca y un clima inusualmente cálido, arrasaron con todo a su paso, consumiendo llanuras herbáceas y tierras de matorrales que conforman los ranchos de ganado de la región.
Siete mil vacas calcinadas
Para los rancheros, la magnitud de la tragedia se ha hecho evidente. En un escenario desgarrador, se han visto obligados a recorrer millas de tierra quemada, enfrentándose a la sombría tarea de deshacerse de los cadáveres calcinados de su ganado.
Te podría interesar
Algunos animales, demasiado heridos por el fuego, no sobrevivirán y tendrán que ser sacrificados.
"Hoy estamos recogiendo los muertos", compartió Chance Bowers, operador del Rancho X-Cross-X. Con una excavadora, los rancheros se afanan por mover decenas de cadáveres ennegrecidos, mientras una garra gigante los coloca en remolques abiertos, destinados a una planta de procesamiento en lugar de ser enterrados.
Las pérdidas son catastróficas. Aunque aún no se ha determinado el número exacto de ganado muerto, los funcionarios estiman que los "rangos" muertos podrían ascender a miles.
La magnitud de la tragedia no solo se mide en términos de vidas perdidas, sino también en términos económicos. Con animales que valen entre 2 mil 500 y 3 mil dólares cada uno, el impacto financiero para los rancheros es inmenso.
No creo que tenga un efecto general sobre los precios en todo el mercado de Estados Unidos; a nivel local, es bastante devastador
El comisionado de Agricultura de Texas, Sid Miller, informó a CBS News que más de 7 mil cabezas de ganado han muerto en los incendios, y el saldo final podría incluir miles más. Además, la destrucción de graneros, cercas y líneas eléctricas agrava aún más la situación.
La recuperación será un largo y arduo proceso. La región, conocida por su dependencia de la agricultura y la ganadería, se enfrenta a desafíos enormes.
La falta de pasto y recursos esenciales deja a los ganaderos en una situación precaria, obligándolos a replantear por completo sus planes futuros.
Más allá de la devastación material, la salud mental de los agricultores y ganaderos preocupa profundamente. Con tasas de suicidio alarmantemente altas en la comunidad agrícola, la tragedia de los incendios solo agrava una situación ya precaria.
A pesar de la adversidad, la solidaridad y el apoyo han emergido como rayos de esperanza en medio de la oscuridad. El estado de Texas ha demostrado su generosidad, con donaciones y ayuda que fluyen hacia la región afectada.