Alaska, conocido por sus inviernos extremos y paisajes cubiertos de nieve, ha sido tradicionalmente considerado el estado más afectado por las nevadas en Estados Unidos.
Sin embargo, en los últimos años, un fenómeno meteorológico ha puesto en duda esta percepción, colocando a Michigan como un contendiente inesperado.
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Michigan, ubicado en la región de los Grandes Lagos, ha experimentado un aumento notable en las acumulaciones de nieve, superando incluso a Alaska en algunas temporadas. Este fenómeno, conocido como el ‘efecto lago’, ocurre cuando una masa de aire frío se desplaza sobre cuerpos de agua más cálidos, como los Grandes Lagos.
La diferencia de temperatura provoca una intensa evaporación, que genera nubes cargadas de humedad. Al llegar a tierra, estas nubes descargan grandes cantidades de nieve, especialmente en áreas cercanas a la costa y en las laderas de sotavento.
Ciudades como Marquette, en la península superior de Michigan, enfrentan nevadas que superan los 7 metros anuales, lo que ha atraído a turistas y amantes de los deportes invernales.
Sin embargo, también ha generado desafíos logísticos y de infraestructura debido a la magnitud de las nevadas. Otros estados de la región de los Grandes Lagos, como Nueva York, Ohio, Wisconsin, Illinois y Pennsylvania, también experimentan intensas nevadas debido a este fenómeno, afectando ciudades como Buffalo, Syracuse y Chicago.
A pesar de estos registros, la pregunta sobre si Alaska ha perdido su título como el estado más nevado no tiene una respuesta sencilla.
Aunque los estados cercanos a los Grandes Lagos han experimentado inviernos más nevados, Alaska sigue siendo un territorio con temperaturas extremadamente frías y grandes variaciones en las precipitaciones de nieve a lo largo de su vasto territorio.
Esto indica que los patrones de nevadas en los Estados Unidos están siendo cada vez más complejos y variables, con el ‘efecto lago’ jugando un papel clave en el cambio de las dinámicas climáticas.
Además, el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) informó que el invierno de 2023-2024 presentó temperaturas más altas de lo normal en muchas regiones de Estados Unidos, lo que resultó en nevadas menores en general, aunque algunas áreas siguieron siendo afectadas por el ‘efecto lago’.
Con el cambio climático influyendo en los patrones meteorológicos, es probable que los inviernos en Estados Unidos continúen siendo cada vez más impredecibles, y el ‘efecto lago’ podría seguir ganando relevancia en las próximas décadas.