El microondas es un electrodoméstico extremadamente práctico para calentar comidas y bebidas rápidamente.
Sin embargo, calentar agua en este aparato puede ser más riesgoso de lo que parece. En una cocina tradicional, el calor se transfiere al agua desde el fondo del recipiente hacia la superficie, calentándola gradualmente.
Este proceso permite que el agua alcance su punto de ebullición de manera uniforme y visible.
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En cambio, el microondas utiliza ondas electromagnéticas para agitar directamente las moléculas de agua en el recipiente. Esta agitación molecular provoca un calentamiento rápido y uniforme.
Sin embargo, una de las peculiaridades del microondas es su capacidad para calentar el agua a temperaturas superiores a los 100°C sin que se observe una ebullición evidente.
Este fenómeno, conocido como sobrecalentamiento, ocurre porque el agua no tiene la oportunidad de formar burbujas de vapor en su superficie, lo que normalmente indica que está hirviendo.
El sobrecalentamiento puede ser peligroso. Cuando el recipiente con agua se mueve o se agita, el vapor acumulado puede causar una ebullición violenta y repentina, lo que resulta en salpicaduras peligrosas de agua hirviendo.
Este riesgo es especialmente alto si el agua se calienta en un recipiente limpio y liso, ya que la ausencia de imperfecciones que puedan formar burbujas de vapor aumenta la probabilidad de un sobrecalentamiento
Por lo tanto, aunque el microondas es muy eficiente para calentar alimentos, es recomendable evitar calentar agua en él, o hacerlo con precaución, para evitar posibles accidentes y quemaduras.