Rosie, una gata tricolor que vivió hasta los 33 años en Norwich, Inglaterra, fue considerada la gata más vieja del mundo, aunque sin reconocimiento oficial.
Su dueña, Lila Brissett, de 73 años, se despidió de su querida mascota tras notar su deterioro de salud. 'Un día simplemente caminó por el pasillo, se acostó y falleció', relató Lila en una entrevista al New York Post.
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Rosie, nacida en 1991, había sido adoptada por Lila después de que su primera familia la entregara debido a la alergia de uno de sus hijos. Tras pasar por un grupo de rescate, encontró un hogar con Lila, quien ya había rescatado otros animales.
Rosie disfrutó sus últimos años como una gata de interior, compartiendo momentos especiales con su dueña.
Rosie, aged 33, the world's "oldest cat" dies peacefully in Norwich hallway ?? pic.twitter.com/Dna2GJVhqe
— Punch Cat (@PunchingCat) September 16, 2024
'La extraño mucho', comentó Lila, recordando que a Rosie le gustaba dormir junto a la ventana y disfrutar de sus comidas.
El último cumpleaños de la gata fue en junio, pocos meses antes de su fallecimiento.
Aunque Rosie no obtuvo el título oficial de la gata más longeva, Lila había sido alentada a hacer una solicitud al Libro Guinness de los Récords, pero nunca la realizó.
Según el Guinness, la gata más vieja oficialmente reconocida fue Flossie, quien vivió hasta los 28 años.
A pesar de esto, ninguna de ellas superó el récord del gato más longevo de la historia, que pertenece a Creme Puff, un felino de Texas que vivió hasta los 38 años.