Lo que comenzó como una simple broma entre amigos terminó en un lío legal en Logroño, España.
Un hombre fue condenado a pagar 3.000 euros más intereses por suplantar la identidad de un amigo en Tinder.
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La justicia determinó que esta acción violó gravemente la intimidad, el honor y la imagen de la víctima, quien no se dio cuenta de lo que estaba pasando hasta que su vida personal comenzó a desmoronarse.
El acusado, que no ha sido identificado, accedió al perfil de Facebook de su excompañero de universidad, descargó sus fotos y creó un perfil falso en Tinder usando su nombre completo.
Durante meses, mantuvo conversaciones con al menos 40 personas haciéndoles creer que estaban hablando con el verdadero dueño de las imágenes.
Lo que inicialmente parecía una broma inofensiva pronto se convirtió en una pesadilla para la víctima, quien enfrentó problemas en su relación de pareja y otros daños personales.
Cuando el caso llegó al Juzgado de Primera Instancia de Logroño, el acusado alegó que no había cometido ninguna ilegalidad, argumentando que las fotos estaban disponibles públicamente en Facebook y que no tenía intención de causar daño.
Sin embargo, el juez Rafael Yangüela desestimó su defensa, afirmando que el uso de las fotos sin consentimiento para crear un perfil falso era una violación grave de la privacidad.
El tribunal concluyó que, aunque las fotos eran públicas en Facebook, no se podían utilizar de manera indiscriminada.
El daño emocional y la confusión causados a la víctima llevaron a la condena del acusado a pagar 3.000 euros en daños y perjuicios, además de los intereses correspondientes.