La autopista Interestatal I-90 es una de las rutas más emblemáticas de los Estados Unidos. No es solo un camino que conecta destinos, sino un corredor que narra la historia de paisajes diversos, culturas variadas y la evolución del transporte en el país.
Reconocida como la autopista más extensa de Estados Unidos, la I-90 se despliega a lo largo de 3,021 millas (4,861 kilómetros), enlazando la ciudad de Seattle en Washington, en la costa oeste, con Boston, Massachusetts, en la costa este.
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La autopista Interestatal I-90
Este impresionante trayecto abarca 13 estados y atraviesa una variedad de terrenos, desde montañas imponentes hasta vastas llanuras, ofreciendo a los viajeros una experiencia tanto física como histórica.
El origen de la I-90 se remonta a la década de 1950, cuando el sistema de autopistas interestatales de Estados Unidos estaba en pleno desarrollo bajo el liderazgo del presidente Dwight D. Eisenhower. Inspirado por las autobahns alemanas.
Eisenhower impulsó la creación de una red de carreteras que conectara el país, mejorando el transporte de personas y mercancías y fortaleciendo la seguridad nacional.
La construcción de la I-90, debido a su extensión, no fue una tarea rápida ni sencilla. Se desarrolló en secciones, adaptándose a las características geográficas de cada región. La última sección, que atraviesa Massachusetts, se completó en 1985, concluyendo un proyecto que se extendió por más de tres décadas.
Diversidad cultural
La I-90 no solo es la autopista más larga de Estados Unidos, sino también un reflejo de la diversidad geográfica y cultural del país. Desde las escarpadas Montañas Rocosas en el oeste hasta las llanuras abiertas de Montana y las densas áreas urbanas del noreste, cada tramo de la I-90 ofrece una ventana a diferentes facetas de la vida estadounidense.
Además, la I-90 pasa cerca de diez parques nacionales, incluyendo Yellowstone y las Badlands, lo que la convierte en una ruta ideal para los amantes de la naturaleza.
A lo largo de su recorrido, los viajeros pueden encontrarse con antiguas estaciones de servicio, moteles retro y diners que evocan la era dorada de los viajes por carretera en Estados Unidos, haciendo de este trayecto una verdadera aventura.