La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una alerta global debido al alarmante aumento de casos de sarampión reportados en todo el mundo en la última semana.
Esta enfermedad altamente contagiosa está propagándose rápidamente, lo que ha generado preocupación entre las autoridades sanitarias a nivel internacional.
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Alerta por sarampión
Ante esta situación, es fundamental que la población tome medidas preventivas para protegerse a sí misma y a sus seres queridos. A continuación, proporcionamos información sobre dónde se puede acceder a la vacuna contra el sarampión:
¿Dónde puedo vacunarme contra el sarampión?
Los grupos más vulnerables a los contagios son los bebés recién nacidos y los niños de edad avanzada. Se recomienda encarecidamente que aquellos que aún no hayan recibido la vacuna contra el sarampión se acerquen a los módulos de la Secretaría de Salud más cercanos a su localidad.
Estas instituciones, en colaboración con el IMSS y el ISSSTE, son las únicas autorizadas para administrar la vacuna a niños y niñas en todo el país.
Es importante destacar que se recomienda aplicar la vacuna a partir de los 12 meses de edad, con una dosis de refuerzo a los 6 años. Además, estas vacunas incluyen protección contra la rubéola y la parotiditis.
¿Los adultos también pueden vacunarse?
Sí, los adultos y adolescentes que no cuenten con la dosis de la Vacuna Doble Viral SR pueden acercarse a cualquiera de los 19 mil Centros de Salud distribuidos en todo México para recibir la vacuna de forma gratuita.
¿Cómo se contagia?
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que puede afectar a personas de todas las edades. Se propaga principalmente a través de microgotas de fluidos que se expulsan al toser, estornudar o hablar. Estas gotas pueden permanecer en el aire y en las superficies durante varias horas, lo que facilita la transmisión del virus.
Ante el aumento de casos a nivel mundial, es crucial que la población tome conciencia sobre la importancia de la vacunación como medida preventiva. Vacunarse no solo protege a uno mismo, sino que también contribuye a detener la propagación de la enfermedad en la comunidad.