El 30 de diciembre de 2024, cientos de migrantes se congregaron en largas filas en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) en Tapachula, Chiapas, en busca de permisos para atravesar México con rumbo a la frontera con Estados Unidos.
Este éxodo masivo refleja la urgencia de llegar al norte antes de la toma de posesión del presidente electo Donald Trump el próximo 20 de enero.
Migrantes esperan llegar a la frontera antes que Trump
Con la inminente eliminación de los programas humanitarios implementados durante la administración de Joe Biden, como el sistema CBP One, los migrantes temen que las puertas legales hacia Estados Unidos se cierren drásticamente.
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Este sistema permite a los solicitantes de asilo programar citas para cruzar de manera segura por puertos de entrada designados. Sin embargo, el futuro de estas iniciativas pende de un hilo.
“Queremos llegar antes de que haya cambios en las políticas migratorias,” declaró Johandry Paz, un migrante venezolano que logró obtener una cita para principios de enero. A su lado, José Escobar, de El Salvador, compartió su optimismo: “Mi cita está confirmada para el 4 de enero, y tengo prisa por llegar.”
El gobierno mexicano colabora en este esfuerzo mediante un programa de transporte en autobuses, que moviliza a los migrantes con citas aprobadas desde el sur hasta la frontera norte.
La última oportunidad
Estos vehículos, que recorren más de mil kilómetros, operan varias veces por semana para garantizar un viaje seguro y evitar que los migrantes caigan víctimas de extorsiones o secuestros a manos del crimen organizado.
Mientras tanto, agentes del INM trabajan sin descanso en ciudades como Tapachula para atender a los solicitantes, quienes ven en este trámite su última oportunidad de llegar a Estados Unidos antes de que el endurecimiento de las políticas migratorias se haga realidad. Este esfuerzo colectivo resalta la vulnerabilidad y la esperanza de quienes buscan un futuro mejor en un panorama político cada vez más incierto