El pez de agua dulce, denominado catán, es de las especies más sorprendentes y de las poco conocidas por muchos, debido a que para ciertas personas es un animal que tiene poco valor, pero hay especialistas que lo estudian por considerarlo un animal prehistórico.
El catán también es conocido en otros lugares de América Latina como peje lagarto, por su aspecto parecido a la combinación de un pez y un lagarto, pero su aspecto monstruoso no tiene nada que ver con su comportamiento, ya que es una especie totalmente inofensiva, no suele atacar a ningún pescador.
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A lo largo de las aguas del Río Bravo se ha hallado la especie catán de hasta 3 metros de largo con una feroz trompa parecida a la de un caimán o cocodrilo, este pez tiene mucha fuerza, sobre todo los más grandes, que podrían resultar un problema para un pescador inexperto o con poca fuerza.
¿A qué sabe el catán del Río Bravo?
En temporadas de lluvias o cuando sube el nivel de las aguas del Río Bravo en el norte de México y sur de Texas, es cuando el catán se mueve con más confianza y es capturado por pescadores, quienes lo pesan, lo desean por el sabor de su carne.
Para muchas personas este pez de agua dulce no representa ninguna atracción gastronómica y muchos se limitan a no comerlo por desconocer su sabor, pero quienes lo han comido saben la cantidad de carne que puede ser sacada del catán. El peso del animal puede llegar a pesar más de 100 kilogramos y tener una medida de hasta 3 metros.
El sabor del catán es parecido al filete de pescado y con una textura como el pollo hervido, quienes lo cocinan acostumbran a capearlo y freírlo para saborearlo como una botana o en taco con pico de gallo, salsa y limón. Se aconseja degustarlo frito o en guisado, con un solo pez de por lo menos u metro y medio, come todo una familia.