REYNOSA.- Tomás Jesús Yarrington Ruvalcaba, ex gobernador de Tamaulipas (1999-2005) arrestado el 9 de abril de 2017 en Florencia, Italia, y preso en los Estados Unidos desde 2018, pasó gran parte de su cautiverio en el Centro de Detención Federal de Houston, una prisión de seguridad ubicada en la ciudad del mismo nombre, en el Condado de Harris, Texas.
Un ex convicto que estuvo en el mismo reclusorio revela a Hora Cero cómo vio al considerado reo peligroso tras las rejas.
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“Fueron varias las veces que lo vi, a la distancia, porque a nadie se le permite acercársele. Él estaba en el piso 7 de la cárcel federal de Houston, yo estaba pisos más abajo.
"Él es reo peligroso, por todo lo que se le investigó y todo eso…; entonces a mí me piden los custodios que me detenga, mientras a él lo custodiaban otros, por un pasillo.
“Como yo, iba con las manos esposadas al frente, debajo de su cintura y la cadena le daba vuelta, como si fuera un cinto para dar hasta abajo, pues también iba esposado de los pies. Su uniforme, como los del piso 7, naranja; caminaba despacio. Lo llevaban a la enfermería”.
El entrevistado, quien pide permanecer en el anonimato bajo el mote de José, admite que, aunque ya sabía que el ex gobernante tamaulipeco estaba en esa prisión, tuvo un impacto al verlo.
“Pues sí, uno lo ve cuando fue gobernador con tanto poder y digamos, te impresiona. Sí lo había mirado ya detenido, en periódicos, en la tele, pero verlo ahí en persona, pues te asombra”, platica José.
El Centro de Detención Federal de Houston (Houston Federal Detention Center), también conocida como la cárcel federal de Houston, alberga tanto a hombres como a mujeres delincuentes, de todos los niveles de seguridad. Las mujeres, que son alrededor de 300 reclusas, visten uniforme color amarillo y están en el piso tres. Los hombres, que son la mayoría, están repartidos en las demás plantas y visten en color caqui y los del séptimo en anaranjado.
“Son 10 pisos en total; hasta el sexto piso son para reclusos por diversos delitos, en el tres están las mujeres y en el siete están los más peligrosos. Ahí estaba el ex gobernador”.
Digamos que cada piso tiene dos niveles, hay celdas arriba y celdas abajo, como 60 reos en cada nivel, unos 120 por piso. Ahí, en el piso 7, estuvo Yarrington hasta el pasado 15 de marzo, cuando el juez de distrito de Brownsville, Texas, Rolando Olvera lo condenó a nueve años de prisión.
Enseguida fue excarcelado y trasladado a otra prisión, de acuerdo con la especialista en temas de seguridad María Idalia Gómez. La analista apunta que la prisión donde el ex gobernador purga los meses que le faltan de momento no ha sido revelada oficialmente.
A Yarrington le podría faltar pocos meses en salir, quizás a finales de este 2023, pues son seis años detenido y por el trabajo realizado y el buen comportamiento su liberación adelantada es un hecho, amén de que admitió uno de los delitos que le imputaron y regresó los bienes que compró mediante prestanombres en los Estados Unidos.
Sin embargo, analistas consideran que el también ex alcalde de Matamoros podría ser deportado a México, donde la Fiscalía General de la República (FGR) lo ha investigado desde 2004 por diversos delitos, pues se le acusa de haber creado una poderosa empresa criminal que permitió el auge de dos cárteles del crimen organizado en Tamaulipas.
“Construyó un sólido andamiaje político y una amplia red de testaferros que lo mismo se relacionaron con la corrupción institucional, el tráfico de influencias y el narcotráfico, según consta en las investigaciones ministeriales PGR/SIEDO/UEIDCS/147/2007 y PGR/SIEDO/UEIDCS/76/2007 que la PGR integró en contra del ex gobernador de Tamaulipas. LIMPIA OFICINAS Y LOS WC José coincidió en su estancia en la prisión de Houston en dos lapsos, mientras Yarrington Ruvalcaba estaba confinado en el área de reos peligrosos, a final de 2019 y en el 2023.
Para muchos prisioneros de otros estados de la república como Guerrero, Michoacán o Chiapas, Yarrington pasa inadvertido, al igual que para los ‘gringos’, norteamericanos de color y sudamericanos, principalmente colombianos, más no para tamaulipecos, nuevoleoneses y gente del Valle de Texas.
“A muchos no les llama la atención y menos porque los de un piso no se ven con los de otros; siempre te mueven o te trasladan por elevador; cada piso es independiente, entonces pues no hay ese interés o contacto, pero uno que es, digamos, de la región, que sabe de este señor, pues se da uno cuenta. Además yo conocí a un americano que iba al piso 7 y suplía a Tomás Yarrington en las labores del aseo.
“A veces el señor Yarrington no hacía el aseo porque tenía visita presencial, antes de la pandemia, y prefería atender la visita. A veces, simplemente por no estar en condiciones, porque si una cosa hay en la cárcel es depresión. Eso te vence y te quedas horas y horas acostado o tirado en la celda”.
De acuerdo con el entrevistado, desde hace tiempo Tomás Yarrington se inscribió en un programa para realizar una actividad en la prisión, algo que a final de cuentas le servía para distraerse al menos una hora al día, obtener unos 7 dólares al mes de paga, pero sobre todo acortar su sentencia por trabajo y buen comportamiento.
“Entonces él hacía el aseo en tres oficinas administrativas de ahí mismo del piso 7, con sus respectivos sanitarios. Hace la chamba en una hora, y pues le sirve porque además deja un rato su celda, la cual comparte con un hombre de color, de aproximadamente 1.70 metros de estatura”.
José recuerda que la primera vez que vio a Tomás Yarrington fue por el año 2019 y la más reciente a principios de este año 2023. En ambas ocasiones lo vio con su uniforme color naranja, pelo canoso, sus lentes, esposado de manos y pies. En la vez más reciente que lo divisó a unos seis metros, lo notó aparentemente disminuido en su salud. Mientras transcurrió el lapso más fuerte de la pandemia, unos dos años, Tomás Yarrington al igual que la mayor parte de los reos peligrosos, estuvieron solos en celdas prácticamente selladas, hasta donde les llevaban sus alimentos y los metían a través de una rejilla.
CELDA DE 4 POR 3
De acuerdo con la descripción del ex prisionero, en cada zona de reos, de unos 70 metros de largo por 20 de ancho, están distribuidas pequeñas celdas para dos reclusos, cuyas dimensiones son de cuatro metros por tres, donde hay un par de cámaras, literas con estructura metálica y plancha también de metal con una esponja regular, con sábana, sobrecama, almohada con funda y una cobija ligera y delgada.
Las camas son angostas, de menos un metro de ancho por 1.90 de largo. Tomás Yarrington, cuya celda compartió por un prolongado tiempo con un hombre de color, tenía en su celda para él y su compañero una pequeña mesa y dos sillas; cada quien un locker metálico, uno encima de otro, para guardar sus uniformes, objetos de aseo personal, la poca ropa que les permiten tener incluyendo la interior, un pants, una sudadera y algunos alimentos no perecederos. Tenían un lavabo y un sanitario.
No hay rejas metálicas, sólo concreto y una puerta de metal que generalmente está cerrada. Durante su estancia en la prisión de Houston, Yarrington Ruvalcaba, como el resto de los reos, tenía que ducharse en tan sólo cinco minutos en el área de regaderas que está afuera de las celdas, en una especie de patio encerrado en uno de los extremos del piso. Las regadoras son individuales, privadas y cuentan con agua fría y caliente todos los días.
El pase de lista es por la madrugada, a las 5:00 horas, a las 8:00 y a las 10:00 de la noche. El reo permanece de pie, uniformado, mientras un guardia lo alumbra con una linterna, para cerciorarse que se encuentre bien. Sin pandemia, Tomás tuvo derecho a realizar una hora diaria de ejercicio en una zona de recreo del mismo piso 7 de unos 20 por 4 metros circundada por malla ciclónica.
Solía utilizar una de las dos bicicletas estáticas del área, así como hacer sentadillas y lagartijas. Tenía derecho a una llamada telefónica cada 15 días, durante 10 minutos a números previamente checados por la penitenciaria, y por protocolo, todas las llamadas son grabadas. También, sin pandemia, pudo recibir visitas presenciales una vez por semana, las cuales tras la contingencia por Covid-19 se instituyeron en un área de visita por ventanilla y sin contacto.
LE GUSTA EL AJEDREZ
Cuando la pandemia las restricciones impedían a los reos salir a las zonas de recreo o a cualquier otra actividad, a excepción de que fuera a la ducha o a un servicio médico de urgencia. Las cortes dejaron de pedir convictos y los procesos se alentaron.
En el caso del piso donde se encontraba Yarrington la situación era la misma. El norteamericano que lo suplía ocasionalmente en la limpieza del piso 7 contó a José que el ex gobernador llegó a jugar en ocasiones ajedrez con el reo que se encontraba en la celda continua.
“Esto funciona así. Cada uno dibuja el tablero, con pluma o lápiz en algún papel o trapo. Haces como cartas, o barajas con las piezas: peones, caballos, rey, alfil, reina, …y los nombras; entonces desde tu celda, te acerca a la puerta, que está cerca de la del vecino y le gritas el movimiento de pieza que haces… entonces cada uno en su tablero, coloca las piezas de acuerdo a la jugada que indica cada quien.
“Y así… el gringo me dijo que se enteró que a Tomás (Yarrington) le gusta el ajedrez y que varias veces se entendió con su vecino de celda, sobre todo en la pandemia, para salir un poco de aquel encierro de 24 horas los siete días de la semana.
SIEMPRE EL SILENCIO
El tedio y la monotonía inundan la prisión. Cuenta José que entre las 20:00 horas y las 5:30, 6:00 de la mañana, se apagan las voces y todo ruido interno; externo no hay. La luz nunca se apaga, si acaso se hace menos intensa para las horas de dormir, pero al igual que el frío, le acompaña siempre. Muchos reos no concilian el sueño o lo tienen alterado.
EL DATO
La sentencia de 9 años
*El 15 de marzo pasado el juez federal Rolando Olvera condenó al ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, a 108 meses de prisión, es decir a nueve años, por haber aceptado más de 3.5 millones de dólares en sobornos ilegales y utilizarlos para adquirir fraudulentamente propiedades en Estados Unidos.
*Se informó que Yarrington logró esta reducida sen- tencia gracias a un pacto judicial por el que, el 25 de marzo de 2021, se declaró culpable de uno de los 11 delitos que se le imputaban. A cambio, entregó millones de dólares, propiedades y brindó información a las autoridades estadounidenses.
*Yarrington fue detenido en Italia el 9 de abril de 2017 cuando tenía 60 años de edad. A pesar de que se resistió a la extradición, en abril de 2018 fue enviado a Estados Unidos para enfrentar los 11 cargos en su contra, de los que al final quedó uno