La reputación macabra de la polilla de la muerte se debe principalmente a la calavera dibujada que tiene en su dorso.
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Los cráneos de calavera siempre han evocado terror desde la antigüedad hasta tiempos recientes. Este insecto tomó una fama inusitada por la película de suspenso de El silencio de los Corderos donde hizo su aparición, luciendo su cuerpo con rayas amarillas y negras la figura de una calavera con los huesos cruzados.
La polilla de la muerte
Pero otras criaturas de la naturaleza le temen al mismo dibujo, pero por otras circunstancias: al revés, como lo ven los pájaros, el "cráneo" se asemeja a la cabeza de un avispón gigante.
De esta manera confunde a sus depredadores, quienes huyen despavoridos.
Este es uno de los muchos engaños, porque también es capaz de emitir un agudo chirrido con el que engaña a los ratones, mientras que con unos peculiares sonidos ultrasónicos emitidos por sus genitales, desconciertan a los murciélagos.
Este maravilloso insecto está cubierto de partículas cerosas, que actúan como un manto invisible para que pueda asaltar los nidos de abejas con mucha facilidad.
Al igual que todas las especies, la polilla de la muerte se puede comunicar en lenguajes mediante sonidos, algo que los científicos continúan descifrando, ampliando nuestra percepción y sentido de asombro.
Acherontia atropos es su nombre oficial y es la más reconocida de las tres especies del género Acherontia (las otras dos son Acherontia lachesis y Acherontia styx).
Estas palomas son muy grandes y llegan a alcanzar de 80 a 120 mm (3,5 a 5 pulgadas) cuando son adultas.
Las alas superiores son oscuras, creando un marcado contraste entre ellas y las alas inferiores, van desde un amarillo brillante hasta un crema claro.
Otras películas que la han convertido en un mito, además del filme de Jodie Foster y Anthony Hopkins, son Drácula (1958) y The Blood Beast Terror (1967).
Es común encontrar a la polilla de la muerte en la zona sur de Europa y en gran parte de África, de donde se considera una especie nativa y muy temida por los animales... y por el mismo hombre.