Aunque lleva ya 134 años expuesta la insólita estatua; cada año se renueva la polémica por la forma inusual de representar la vida y obra del conquistador español Hernán Cortés.
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Esta obra artística fue encargada a un escultor, de nombre Eduardo Barrón González, en el año de 1889 para representar la gloria de España y sus conquistas de los últimos siglos.
Sin embargo, aunque la intención podría pasar por adecuada para celebrar la unión de ambas culturales, la europea y la americana; la concepción del artista ha desatado polémicas; muchas más con la aparición del internet y las redes sociales.
En el monumento se observa la imagen del español, empuñando con la mano derecha la bandera de Castilla, reino que financió sus expediciones; además de sostener en la otra mano el cetro de mando.
Hasta aquí, todo se encuentra dentro de la normalidad; pero, debajo del monumento está lo que alarma y, a una gran mayoría, insulta por la representación que supone.
Con una pierna en alto, mostrando superioridad; deja caer el pie sobre lo que parece ser una cabeza con rasgos aztecas; aunque una revisión más cercana podría revelar que es algo más inquietante.
Pues, por su estructura y detalles, también podría ser el busto o cabeza de una representación de algún dios azteca; que simbolizaría, posiblemente, a la cultura azteca o mexica en general.
En un mundo global en donde todos tratan de ser políticamente correctos, sorprende que al alcalde de Medellín, ciudad en donde se encuentra esta obra, reste importancia a la simbología que imprimió el escultor.
No importa si es un cráneo de un indio o una representación de un ídolo azteca; la verdad es que, si se cambiara la cabeza o ídolo por una piedra, representaría lo mismo y sin ofender a nadie.
Las conquistas españolas en el siglo XVI, llevaron a la muerte, por asesinatos o enfermedades, a entre 2,5 y 3 millones de nativos en el México prehispánico; y recuperará su población hasta el año de 1960.