Un hombre de Australia llamado Nicholas Smithson acudió un día cualquiera a cortarse el cabello en el lugar de costumbre, cuando su peluquero le advirtió sobre un lunar en su cuello que tenía mal aspecto. Tras acudir a una consulta con el médico, le revelaron el devastador diagnóstico: cáncer terminal.
Antes de descubrir su enfermedad, el hombre originario de Queensland, acudió con otros dos médicos que le indicaron que no tenía 'nada de qué preocuparse' en relación a la mancha en su cuello.
Te podría interesar
Tras notar que el lunar creció su tamaño al doble en pocos días, decidió acudir a un especialista para una tercera opinión.
Los resultados no fueron nada alentadores, pues tras someterse a una biopsia, el médico determinó que se trataba de un melanoma nodular que se extendió hasta llegar a los ganglios linfáticos.
Recuerdo que miré a mi compañero y le dije: 'Me voy a morir, esto me va a matar' (...) Fuimos a mi casa y nos quedamos mirando la pared en blanco y llorando.
Nicholas tuvo que someterse a una cirugía de 10 horas llamada disección bilateral de cuello, para extirpar los ganglios afectados en su cuello. Tan solo once días después de la operación, un nuevo bulto apareció detrás de una de sus orejas.
Lo estudios revelaron que el cáncer se había expandido por su organismo y no había forma de tratarlo.
'Es como en las películas cuando a la gente se le dan malas noticias, simplemente se desconectan'.
Debido a la devastadora noticia, amigos de Nicholas Smithson crearon una recaudación de fondos con el objetivo de que él pueda cumplir algunos de sus deseos y disfrutar de sus últimos días viajando.