Hasta el momento se reportan 78 muertos tras la tormenta tropical Ana en el sureste de África, es decir en las zonas de Madagascar, Mozambique y Malaui, su paso dejó a decenas de miles de personas y causó importantes destrozos materiales, informaron las autoridades de estos países.
La que es la primera tormenta de la temporada de lluvias en la región se encuentra ahora en Malaui, donde la cifra nacional de muertos ascendió ayer a 19, después de que el comisionado del distrito de Chikwawa (sur), Ali Phiri, confirmara que 10 personas perdieron la vida en esta zona, la más afectada.
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Esta cifra podría aumentar, ya que los equipos de rescate y búsqueda siguen sus operaciones para identificar a más víctimas. Según el último informe del Departamento de Gestión de Desastres malauí, publicado el miércoles, casi 217 mil personas (más de 48 mil hogares) “se vieron afectadas” por las inundaciones, los fuertes vientos y las lluvias torrenciales de la tormenta.
Antes de tocar Malaui, “Ana” pasó por Mozambique, donde la cifra de muertos ascendió ayer a 18 personas y más de 45 mil perdieron sus hogares, según informó hoy el Instituto Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres (INGD).
Con más de 100 milímetros de lluvias en 24 horas y vientos de entre 100 y 130 kilómetros por hora, la tormenta –que tocó tierra el lunes, 24 de enero– destruyó parcial o totalmente doce centros de salud y 346 aulas escolares.
La primera afectada por la tormenta fue la nación insular de Madagascar, donde “Ana” tocó tierra la noche del sábado al domingo pasados en su costa oriental. Con fuertes lluvias y tormentas eléctricas desde el pasado 17 de enero, la cifra de muertos en ese país ascendió ayer a 41, según la Oficina de Riesgos y Desastres (BNGRC).
Mientras el sur de Madagascar padece desde hace un año su sequía más severa en las últimas cuatro décadas, las lluvias e inundaciones sacuden el centro y el norte, causando graves daños materiales.
Sobre todo la capital malgache, Antananarivo, sufrió importantes daños en sus infraestructuras, con el derrumbe de decenas de inmuebles y el corte de carreteras, así como la inundación de campos de cultivo de arroz y varios edificios públicos, incluido el Ministerio de Asuntos Exteriores y un centro COVID-19.