Yo sé que siempre dudas de mi amor
y no te culpo
y sé que no has logrado hacer de mi querer
lo que tu amor soñó.
Yo sé que fue muy grande la ilusión
que en mí tú te forjaste
para luego encontrar desconfianza y frialdad
en mi querer...
Al ritmo de este tema de Los Panchos, despidieron al maestro Gilberto Puente González.
Te podría interesar
En la emotiva ceremonia, las voces de Luis Villa y Bebo Cárdenas, las últimas dos primeras voces del trío "Los Tres Reyes", se elevaron al ritmo de "Poquita Fe" para rendir un último homenaje al Maestro Gilberto Puente González. Esta canción, su preferida, resonó en su despedida final, marcando un momento sublime.
Durante el funeral, la presencia de músicos legendarios como Bebo Cárdenas, José Luis De La Cruz, Raúl Sánchez Gámiz, Horacio Hernández Otzuka (El Gansito) y Luis Villa, añadió una dimensión especial al homenaje. Ellos entonaron canciones en honor al maestro de maestros, recordando su virtuosismo y legado en cada nota.
El último adiós a Gilberto Puente
Gilberto Puente llevó el requinto a alturas insospechadas por su técnica impecable y maravillosa ejecución. Sus contribuciones al instrumento inventado por Alfredo "El Güero" Gil de Los Panchos marcaron una época dorada en la música mexicana.
Gracias a su genialidad y la de otros requintistas, el requinto se convirtió en un símbolo de magia sublime.
El mundo de la música mexicana sigue en duelo por la muerte de Puente, quien falleció el pasado 14 de julio. Reconocido como el mejor requintista del mundo y fundador del emblemático trío "Los Tres Reyes", su legado en la música romántica mexicana es indeleble.
Además de su impacto musical, Puente fue director de Cultura del Municipio de Nuevo Laredo, lo que le ganó el aprecio de muchos.
Neolaredense de corazón
Nacido en Ciudad Anáhuac, Nuevo León, él y su hermano gemelo, Raúl Puente, siempre se identificaron con Nuevo Laredo, su ciudad adoptiva.
Antes de ser trasladado al Panteón Jardín Los Ángeles, para su entierro, se realizó una misa de cuerpo presente en la Catedral del Espíritu Santo en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde muchos se despidieron de él con profundo respeto y admiración.