México, un país marcado por su rica cultura y tradiciones, también ha visto florecer una expresión única de la música popular: los narcocorridos.
En este género, Lamberto Quintero emerge como una figura central, inmortalizado tanto en la música como en el cine, dejando un legado que resuena en la memoria colectiva de la nación.
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El corrido de Lamberto Quintero
Lamberto Quintero Payán, originario de la sierra de Badiraguato, Sinaloa, fue un narcotraficante que alcanzó la fama en todo México durante su época.
Su vida y muerte fueron narradas magistralmente por el icónico cantante y actor mexicano Antonio Aguilar, quien dedicó una de sus canciones más populares al legendario personaje.
Antonio Aguilar, nacido el 17 de mayo de 1919, no solo fue un destacado artista del cine mexicano, sino también un difusor incansable de la cultura a través de su música.
Su potente voz y carisma cautivaron a audiencias tanto nacionales como internacionales, grabando más de 150 discos y protagonizando más de 120 películas.
La muerte de un narco
El corrido de Lamberto Quintero, interpretado por Aguilar, relata los eventos que rodearon la trágica muerte del narcotraficante. En la letra se describen los violentos sucesos del 28 de enero de 1976, cuando Quintero fue asesinado en una balacera.
La canción pinta la enemistad entre Lamberto y sus agresores, dejando un eco de venganza que se prolongaría incluso después de su muerte.
El legado de Lamberto Quintero trascendió la música y se plasmó en el cine con la realización de dos películas que conmemoran su vida.
Estas cintas retratan a Quintero como una figura influyente en su localidad, donde la comunidad acudía a él en busca de ayuda, revelando la complejidad de su papel en la sociedad.
Tío del Caro
Lamberto Quintero Payán, tío del también conocido narcotraficante Rafael Caro Quintero, falleció el 28 de enero de 1976.
Después de una balacera, su cuerpo fue trasladado a la Clínica Santa María en Culiacán, Sinaloa, donde lamentablemente no resistió. Hoy descansa en el Panteón Jardines de Humaya, en Culiacán, Sinaloa.
La muerte de Quintero no solo marcó el fin de una era, sino que también desencadenó represalias y conflictos entre grupos criminales, dejando un rastro de violencia en el centro de Culiacán.
Durante mucho tiempo, el corrido de Lamberto Quintero sirvió como la única ventana a estos eventos, ya que las autoridades mantuvieron en reserva las investigaciones.
Aunque los años han pasado, la figura de Lamberto Quintero sigue viva en la música, el cine y en la memoria colectiva de México. Su historia, contada a través de los narcocorridos, persiste como un testimonio inolvidable de una época compleja y tumultuosa en la historia del país.