En la historia de México solo se ha dado un caso violento en el que una mujer cacheteó a un presidente de la República en funciones, frente a su esposa, secretarios y guaruras.
Y es que esa fémina no era cualquier persona, sino que se trataba de la mismísima amante de quien en esa época era el Presidente, quien en un arranque de celos le llevó serenata a la Primera Dama de México hasta las puertas de Los Pinos.
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Mujer cacheteó a un presidente
La dama en cuestión era Irma Consuelo Cielo Serrano Castro y el presidente era uno de los personajes de la política más sanguinarios y oscuros de México.
La mujer era una conocida actriz de la época, quien junto con unos mariachis se dirigió hasta la residencia presidencial, loca de despecho y celos, porque el político había dado fin a su relación extramarital por presiones de su esposa.
El personaje agredido fue el presidente Gustavo Díaz Ordaz, el perpetrador de la matanza de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco, uno de los incidentes más santos de la historia moderna nacional.
La historia es verdadera y está documentada en diversas bibliografías de autores nacionales y por la misma vedette.
Hombre de poder
Cuando el PRI era la principal y única fuerza política, los hombres del poder eran ruines y desalmados. A los mandatarios no les temblaba la mano si se trataba de eliminar a rivales políticos.
En 1969, un año después del 2 de Octubre, el romance de Díaz Ordaz y La Tigresa era un secreto a voces.
En su libro “La Suerte de la Consorte, Sara Sefchovich” relata que la esposa del Presidente, Guadalupe Borja, renunció a la escena pública porque no podía soportar las presiones por la masacre estudiantil, situación que aprovecharon los dos amantes para pasar mayor tiempo juntos.
Irma Serrano escribió en sus memorias cómo conoció al presidente:
En una de tantas reuniones de políticos. Aquel personaje era un don nadie, pero llegó a ser el gusano mayor para regir los destinos del país durante seis años.=
La grave situación del país obligó a la pareja a guardar las apariencias por la cercanía de las próximas elecciones, pero la actriz se aprovechó del poder y la riqueza del mandatario.
Entre los obsequios que obtuvo de esa relación están bienes inmuebles, el piano y la cama de la emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo.
Presión para La Tigresa
Cinco años duró el intenso romance porque la esposa del Presidente la empezó a presionar, cancelándole proyectos artísticos a La Tigresa. En respuesta, la actriz se presentó en Los Pinos con un mariachi y le empezó a cantar a la Primera Dama.
Gustavo Díaz Ordaz salió de la casa para detener el espectáculo y de paso terminar la relación. El carácter de la artista salió a relucir y le soltó una bofetada que le volteó la cara al Presidente.
Los guaruras amenazaron con sacar sus armas, pero el político los paró en seco. El golpe en el rostro fue tan violento que le provocó un desprendimiento de retina al mandatario.
Pero el pleito no terminó ahí, años después, cuando el priísta fue designado Embajador de México en España, durante una conferencia abordó el tema refiriéndose a su ex amante:
Fue como tener una experiencia con una totonaca
Esas palabras provocaron un nuevo ataque de ira a la Tigresa y decidió publicar los detalles de la relación en un par de libros: "A calzón quitado" y "A calzón amarrado".
Así quedó registrada en la historia nacional la única que vez que una mujer cacheteó a un presidente de México en funciones.